El avión, que cubría la ruta de Ibiza a Londres, tenía que aterrizar en el aeropuerto de Stansted. El vuelo se convirtió en un problema para los pasajeros y la tripulación cuando fueron sorprendidos por una tormenta eléctrica.

El aparato sufrió graves turbulencias que provocaron vómitos y algunos desmayos entre los pasajeros. El pánico se apoderó de los viajeros que comenzaron a gritar aterrorizados: "La gente gritaba cada vez que había un rayo".

"Era como estar en la montaña rusa más aterradora. Nos arrojaban como un avión de juguete", explica uno de los pasajeros en unas declaraciones recogida por 'Daily Mail'. El vuelo consiguió finalmente aterrizar tras cinco horas de un viaje que los pasajeros tardarán en olvidar.

Según el director ejecutivo de Ryanair, "fue como una película de terror" porque los rayos caían a unos 50 metros del avión. La tormenta eléctrica obligó a desviar varios vuelos previstos para ese aeropuerto.