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España

Socotra, las Galápagos del Ýndico

A poca distancia del Cuerno de Ýfrica se encuentra un archipiélago de pescadores con una de las floras más exóticas y únicas del planeta.

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A unos 150 kilómetros del Cuerno de Ýfrica, en pleno océano Ýndico, se encuentra un archipiélago que ha resistido al paso del tiempo y, sobre todo, a las colonizaciones de los últimos siglos, hasta el punto de que aún se mantiene virgen. Se trata de Socotra, un conjunto de pequeñas islas que se conocen como las Galápagos de este océano, en tanto que su flora es única. Un tercio de la que está allí presente no se puede encontrar en ningún otro rincón del planeta. Esto le ha valido ser declarada Patrimonio de la Humanidad desde el año 2008, un galardón a unas especies que han sabido adaptarse con éxito a un entorno cálido, seco y, sobre todo, muy aislado. Entre ellas destaca el rarísimo árbol pepino, con su cuerpo gordo, sus ramas cortas y sin hojas, pero cuajado de flores y frutos, la mar de bellos. También la dragonera de Socotra, un árbol con aspecto de mágico cuya copa parece un paraguas, con gruesas ramas y hojas carnosas que atrapan la humedad (crean bosques en el interior de la isla). Ambas especies se encuentran a ambos lados de las pocas carreteras asfaltadas de Socotra. Bueno, realmente de las dos que hay. Una recorre la isla de este a oeste, mientras que la otra se interna por el interior. Es de las pocas manifestaciones humanas que hay aquí, además del pequeño aeropuerto en el que se aterriza tras dos horas de vuelo desde Yemen (país al que pertenece el archipiélago). Eso sí, está habitada, por muy pocos poblados, levantados más de cara a las montañas del interior que al mar desértico. El más importante es Ra’s Hulaf, a media hora del aeropuerto, lleno de pequeñas tiendas de pescado y artesanía. El visitante no puede dejar de conocer las enormes dunas de Ra’s Kadarma, frente a cuevas a rebosar de murciélagos (se cuentan por miles) o sus playas llenas de peces que jamás habrán visto a un ser humano y que, por lo general, no huyen. La de Qaysoh está considerada una de las lenguas de arena blanca y aguas turquesas más bellas del mundo. Ya solo por verla merecerá la pena el viaje, uno de los más exóticos del mundo.

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