Viajestic» Destinos

JAPÓN

Un paseo por Taketomi, la isla japonesa sin coches donde se va en carro de buey

No hay rascacielos y no se necesita calzado. Visitarla es como hacer un viaje en el tiempo.

Publicidad

Si te digo que pienses en Japón, seguro que te vienen a la cabeza imágenes de Tokio y sus rascacielos, de los famosos templos japoneses o del monte Fuji. Pero Japón, en realidad, es mucho más que eso, y cuenta también con destinos menos conocidos que parecen pertenecer incluso a otra época. Uno de ellos es Taketomi, una isla en la que no circulan coches y los vecinos se mueven en carro de buey.

La isla de Taketomi se encuentra en el extremo sur del país, en el archipiélago de Okinawa, y cuenta apenas con 400 habitantes. Sus calles no están asfaltadas, sino que son de arena blanca, y sus viviendas, lejos de esos edificios que parecen tocar el cielo, son casitas tradicionales con tejados de tejas rojas.

En Taketomi se vive a otro ritmo. No hay prisas, sino calma. No hay ajetreo, sino paz. Los vecinos no quieren coches y se apañan con carros tirados por bueyes. Tampoco se necesita calzado, sino que resulta más cómodo ir con los pies descalzos. En definitiva, los locales han preservado el estilo de vida de antaño y también la arquitectura tradicional de Okinawa.

Viajar a la isla de Taketomi, por tanto, hará que el turista que visita Japón sienta que está en un país completamente diferente. Verá casitas rodeadas de muros de piedra, jardines cuidados por sus dueños y tejados decorados con 'shisa', los leones guardianes locales. Pero la experiencia en Taketomi no se limita a ver, sino que va más allá.

Taketomi
Taketomi | Imagen de Jordy Meow, licencia: CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

La visita a la isla de Taketomi trata de sentir. Y para ello, existe la posibilidad de montar en un carro de buey y recorrer el pueblo acompañado de un guía, mientras este canta canciones folclóricas con un 'sanshin', un instrumento musical típico de la zona.

Sumergirse en la cultura local resulta muy sencillo en Taketomi. Y querer quedarse, también. Porque además de todo lo anterior, debes saber que la isla cuenta con playas preciosas y solitarias en las que disfrutar de instantes de relax. A destacar, la Kaiji Beach, famosa por sus granos de arena en forma de estrella que, cuenta la leyenda, son almas de estrellas marinas bebés.

Con todo esto, sabemos que no te resistirás a visitarla cuando prepares tu viaje a Japón. Por eso te diremos que la mejor época para visitarla es entre marzo y octubre, siempre evitando la época de tifones (entre agosto y septiembre). Y que para llegar no hay complicación alguna, pues hay ferrys que salen desde Ishigaki (a donde se llega en avión desde Tokio u Osaka) y tardan tan solo diez minutos en llegar a puerto.

Publicidad