Palacio Kücüksu de Estambul: ¿imaginas por qué tiene tan pocas habitaciones?

Estambul es una de las ciudades que más visitantes recibe año tras año. Y siendo honestos, no es para menos. Este rincón de Turquía es verdaderamente mágico, ya que está repleto de monumentos y edificaciones que no dejan indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en el Palacio Kücüksu.

Situado a los pies del Bósforo, estamos ante una auténtica joya en muchísimos sentidos. Pero, sobre todo, porque nos hace viajar de lleno a la época otomana. Por si fuera poco, capta la atención de todos y cada uno de los turistas por su decoración, de estilo neobarroco. ¡No deja indiferente a nadie!

En el pasado, el lugar donde se erigió el Palacio Kücüksu tenía una simbología muy especial. No solamente estaba cerca de la fortaleza de Anadolu Hisari sino que, además, llamó la atención de la realeza otomana por un motivo: el escenario tan mágico que se creaba en la propia desembocadura del río Göksu.

Es más, debemos tener en cuenta que en este mismo punto se encontraba un manantial sagrado griego. Motivo suficiente para que Murad IV, uno de los sultanes más conocidos de la historia, quisiera crear un pequeño jardín para que fuera disfrutado por la corte. En tiempos de Mahmud I, se construyó un pequeño palacio de madera para poder descansar tras largas jornadas.

Pero, para saber cuándo se construyó el Palacio Kücüksu que conocemos en la actualidad, debemos centrarnos en la figura del sultán Abdülmecid I. Garabet Amira Balyan y su hijo fueron los encargados no solamente de demoler el anterior edificio de madera, sino que se encargaron del diseño del Palacio como tal.

Debemos saber que la idea principal de esta construcción no era para que sirviera de residencia ni mucho menos. Solamente querían que fuera un edificio de descanso, o incluso ocio, del sultán. De ahí que no tenga tantas habitaciones como debería, ya que los miembros de la corte se hospedaban en palacios cercanos.

Los Bayan, siguiendo la moda de las monarquías accidentales, quisieron darle un toque europeo a la construcción. Esto queda reflejado en lámparas, muebles e, incluso en la propia porcelana. Ésta fue creada por diversos artesanos que eran realmente conocidos.

Muchos fueron los dignatarios que, tras la caída del Imperio Otomano, se hospedaron en este lugar. De ahí que el Palacio Kücüksu pasara a ser una casa de invitados hasta el año 1996. En ese instante, se procedió a convertir esta edificación en un museo. Una decisión que se tomó para que todos tuvieran la oportunidad de descubrir, desde dentro, esta joya de Estambul.

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