CHILE
Conoce el Valle de la Luna, un pedazo de Marte en Chile
La NASA ha elegido este lugar para probar sus rovers espaciales.

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En medio del desierto de Atacama, a 13 kilómetros por carretera al oeste de San Pedro de Atacama, en Chile, se encuentra uno de esos lugares que parecen sacados de otro mundo. Concretamente, el Valle de la Luna hace honor a su nombre y parece extraído de nuestro satélite. O quizá de Marte, dados los tonos rojizos que lo caracterizan.
El Valle de la Luna es un rincón de Chile que sin duda merece la pena visitar durante un viaje por este país del continente americano. Está repleto de formaciones rocosas esculpidas por el viento con el paso de los años. Pero también de dunas altas e imponentes, cuya arena se tiñe de diferentes colores según cambia la luz.
Forma parte de la Reserva Nacional Los Flamencos y bien podríamos decir que es una zona geológica muy particular. Allí, no solo el viento, sino también la sal, han dado lugar a formaciones de lo más caprichosas, cañones estrechos y crestas tan afiladas como una sierra. Sus similitudes con Martes son tantas que la NASA lo ha escogido como lugar para realizar pruebas con sus rovers espaciales.
En sí mismo, el Valle de la Luna de Chile es toda una delicia. Pero hay algunos puntos que se deben destacar. La Duna Mayor, por ejemplo, es el rincón idóneo para disfrutar del atardecer. Y otros, como la Cueva de la Sal o la Cordillera de la Sal, tampoco tienen desperdicio. La primera es un túnel natural cubierto de cristales que crujen bajo los pies. La segunda, una cadena montañosa creada por actividad tectónica en la zona.

Visitar el Valle de la Luna en una excursión es un plan fantástico para conocer esta parte de Chile. Se puede hacer durante todo el día, pero sin duda es recomendable quedarse allí hasta la puesta de sol. Es entonces cuando las diferentes formaciones rocosas que crean este paisaje extraterrestre se tiñen de violetas, rosados y naranjas. Y debes saber que allí hay muchos miradores que a esas horas se llenan de turistas que quieren contemplar el espectáculo natural.
No obstante, no se debe tener en cuenta únicamente la mejor hora del día para visitarlo. También es importante valorar la época del año, siendo de abril a octubre los meses más adecuados por las temperaturas.
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