EN CIUDAD REAL
Herencia: El pueblo manchego donde la gastronomía, la época medieval y la naturaleza van de la mano
Castilla-La Mancha es un territorio repleto de pueblos con encanto a los que merece la pena escaparse. Herencia, en Ciudad Real, sin duda es un claro candidato para disfrutar de unos días entre calles medievales, gastronomía e incluso visitas a áreas naturales de absoluta belleza.

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En el centro de La Mancha emerge el pueblo de Herencia. El municipio, que ronda los 230 kilómetros cuadrados y los 8.700 habitantes, es una sólida representación de la cultura y la historia que envuelve a la provincia de Ciudad Real. Un lugar con encanto en el que merece la pena perderse.
Sus calles y plazuelas ya existían en el siglo XII, preservando así un patrimonio ajeno al paso del tiempo. Monumentos como el Convento de Nuestra Señora de la Merced de 1656, la Iglesia de la Inmaculada Concepción del siglo XVIII o sus históricas casas solariegas se alzan poderosos en Herencia. Sumando todo esto a los emblemáticos molinos que el mismísimo Quijote confundía con gigantes.
Ahora bien, su patrimonio natural no se queda atrás. Allí se encuentra el paraje de La Pedriza, una sierra con abundante flora y fauna que conquista a los amantes de la naturaleza. Además, Herencia forma parte de la Ruta de Lagunas de Ruidera, un Parque Natural repleto de lagos y ríos en los que huir del calor.
Tampoco hay que dejar de lado su gastronomía. Gracias a la producción local, el cordero manchego, la cebolla de La Mancha o el queso manchego hacen las delicias de quienes se sientan en los mejores restaurantes de la zona. Todo ello acompañado de un vino de alguna de sus bodegas.
En definitiva, Herencia es una de esas localidades que, por escondidas que puedan estar en el interior de La Mancha, preservan una identidad propia que sorprende a los afortunados que se acercan.
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