El programa terminaba con un paseo de Évole acompañando y preguntando a Cotino que con una extraña sonrisa eludía las preguntas. Al final del paseo, Cotino se lanzaba la corbata sobre el hombre y decía: "Pues nada, encantado".

Évole confiesa que llegaba bastante "indignado a ese momento del programa". "Durante todo el programa habíamos hablado del accidente de metro de Valencia con todos los que quisieron hablar. Por un lado con los compañeros de una productora de Valencia que estaban elaborando un documental sobre el tema, habíamos hablado con las víctimas, con un jefe de seguridad, con un maquinista. Todo el mundo te explicaba que todo aquello se cerró en falso, y no hubo ningún responsable político que quisiese dar la cara", explica  el periodista catalán.

"Tú llegas a una secuencia como esta calentito. Estamos hablando de lo que tú consideras una injusticia flagrante y además una injusticia no solamente cometida por los políticos, también por una sociedad que decidió mirar hacia otro lado. Se creyó la versión oficial y como todo iba bien en 2007 se decidió mirar a lo que va bien y no a una tragedia. Cuando llegas a Cotino te puede salir mucha bilis si te dejas llevar por la indignación, era un trabajo complicado hacer ese paseíllo con él sin levantar el tono más de lo necesario".

Ikaki López pregunta a Évole por qué decidieron volver a este tema, un accidente que había perdido todo el 'punch' mediático. “Esto no era tema. Fue gracias a que la asociación de las víctimas del accidente había mantenido la dignidad y las ganas de saber la verdad durante siete años, se combinó eso con que una productora estaba rodando un documental y se puso en contacto con nosotros".