La retirada de Adolfo Suárez llega acompañada de un reguero de malas noticias: en 1992, a su hija Mariam le diagnostican un cáncer. Al año siguiente, a su mujer, Amparo Illana. Ninguna de las dos logra superar la enfermedad y mueren cerca de 10 años después.

El duelo por su esposa supone la reconciliación del expresidente con el rey. Juan Carlos llega a casa de los Suárez para darle el pésame. Baja del coche oficial y le da un largo abrazo. A su otra hija, Sonsoles, periodista de Antena 3, también le diagnostican cáncer. Aunque afortunadamente, ella consigue vencerlo.

Pero los años de retiro también son los años del reconocimiento a su labor política. El más importante, el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. A partir de ahí le llueven los galardones y él muestra su viejo poder de seducción.

En 2003, Suárez aparece en público por última vez. Es en un mitin del PP en Albacete para apoyar a su hijo, candidato a presidir Castilla La Mancha. Ese día, da las primeras muestras de su enfermedad.

Dos años después, su hijo confirma lo que muchos sospechaban: el expresidente sufre una enfermedad degenerativa. Desde entonces, Suárez no ha vuelto a aparecer en público. Sólo hemos visto una imagen de él: una foto tomada por su hijo en 2008 durante una visita del rey a su casa. Juan Carlos y Adolfo pasean por el jardín. El brazo del monarca sobre los hombros del expresidente.

Es la última instantánea de un hombre que recorrió un tortuoso camino desde las entrañas del franquismo, hasta unas posiciones democráticas que defendió hasta el final.