En el PP bailaron, saltaron, se abrazaron con todas sus fuerzas... se acababan de liberar el 26M, por eso levantaban las cortinas para que les vieran bien. Quitaron los posters de las ventanas para contarle al mundo que se sentían bien.

En la fiesta no faltó de nada, había vino, cerveza, tabaco. Sobre todo, había alegría

Daba igual tener el peor resultado electoral en la historia en Madrid porque podrían gobernar el Ayuntamiento de la capital de España y la Comunidad de Madrid. "Gracias, no os vamos a defraudar", decían Isabel Díaz Ayuso y Martínez Almeida.

Tras la derrota del 28A, en el PP desmontaban la fiesta. "El resultado ha sido muy malo, hemos tenido muchos menos escaños", sostenía entonces Pablo Casado.

En esta ocasión, el 26M ni siquiera tenían montando el escenario. Pero la cosa cambió de pronto. Al conocer que la ciudad de Madrid y la Comunidad estaban en manos del PP, hacía falta un escenario. El protagonista de la función parecía aliviado. "Yo creo que nunca hubo debate sobre el liderazgo", apuntaba Pablo Casado.