En plena pandemia, pedimos solidaridad a farmacéuticas como Pfizer. Según The Washington Post, en 2019 tenía indicios de que uno de sus fármacos podría prevenir el Alzheimer y no siguió investigándolo. Según este medio, no lo hizo porque creía que con ese medicamento no iba a ganar dinero.
Pfizer está dirigida por Albert Bourla. El día que anunciaron que tenían una vacuna contra el COVID, vendió parte de las acciones que poseía y ganó casi 5.000 millones de euros, como muestra el vídeo.
A cualquier ciudadano el COVID le puede hacer perder el olfato, o el gusto. A las farmacéuticas les engorda: en 2020 tuvieron unos beneficios de 76.000 millones de euros y se prevé que en 2021 alguna de las principales farmacéuticas va a doblar sus ganancias.
Sin embargo, estas compañías suelen recordar que sí son solidarias y que no solo desarrollan productos que tienen beneficios económicos.
También fabrican los conocidos como medicamentos huérfanos, aquellos que tienen poca demanda, pero pueden ser vitales para algunos pacientes. ¿Si se suspende la patente de la vacuna del COVID, podrían dejar de producir este tipo de medicamentos?
El movimiento solidario COVAX defiende el accesojusto y equitativo a la vacuna del COVID. Como asegura la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, "una cosa está clara, no estaremos a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo".