En el lugar en el que Hitler demostraba al mundo su poderío, hoy en día se celebran carreras y hay carteles en los que se explica su historia. El edificio ha sido resignificado. Algo que, según la nueva ley de memoria democrática debe de hacerse con los monumentos franquistas como el de Pamplona o el Valle de Cuelgamuros.

"La resignificación es explicar quién ha construido el Valle, en qué momento se hace y qué significado tiene, que no es otra que es la simbiosis entre religión y política, que es el nacional catolicismo", explica en el vídeo sobre estas líneas el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez. Quizá por eso, a una parte de la Iglesia no le hacen gracia exhumaciones como la de Franco.

Para llevar a cabo la resignificación del hasta hace poco conocido como Valle de los Caídos, todavía faltan por exhumar los restos de José Antonio Primo de Rivera, enterrado allí y homenajeado por el dictador, pero que, al igual que la mayoría de generales golpistas, no soportaba a Franco.