Fermín solo tenía dos años cuando su padre, Juan, fue detenido el mismo día del golpe militar que dio inicio a la Guerra Civil. Cuenta que, cuando su madre pudo visitarlo, Juan ya sabía cuál era su destino: "Le hizo un gesto diciendo que le iban a matar y entonces se quitó el anillo de boda y se lo dio".

Tras ser fusilado, uno de sus asesinos le robó el traje que llevaba puesto y se paseó por su pueblo con él: "Contestó a la madre de mi padre que a donde iba a ir no lo necesitaba", recuerda Fermín, que antes de buscar los restos de su padre tuvo que vivir la inauguración del monumento construido en honor a los muertos del bando franquista en Navarra. Ese día, un joven Fermín tuvo que colocar el micrófono a Franco, al que tuvo a pocos centímetros: "Yo le vi que era un asesino, un psicópata y se acabó. Si otro hubiese estado ahí, hubiera sacado un cuchillo y se lo hubiera metido en la garganta, pero yo no era de esos", afirma.

Finalmente, Fermín pudo honrar a su padre sacándole de la fosa común a la que había sido arrojado, si bien comenta que fue "pagando todo de nuestro bolsillo".

(*) Desde laSexta.com estamos recuperando los mejores momentos de la hemeroteca de laSexta Columna.