En el siglo XIV, cuando en España se subastaban esclavos africanos, llegó a haber un 12% de población negra en Sevilla. Tanto es así que llegó a ser llamada la ciudad del ajedrez, como se recoge en algunas de las obras del Teatro Clásico. "Por lo de blancos y negros", argumenta el antropólogo y hermano de la Cofradía de los Negritos, Isidoro Moreno. Las familias nobles eran el estrato que más esclavos y esclavas tenían para múltiples funciones. El segundo era el clero. Fue en esa época cuando se creó la Hermandad de los Negritos.

Hace seis siglos, esa hermandad servía como refugio para la población negra. También se les cristianizaba para que no fueran simples esclavos. Era obligatorio que fuesen bautizados antes de la navegación para que, en caso de que murieran, fuera dentro de la religión cristiana. "El hecho de que la cofradía saliese en Semana Santa a la vez que las cofradías de la gente más importante empoderaba a los que formaban parte del estrato más dominado y excluido de la sociedad: el estrato de los negros", cuenta el experto.

La negritud se conserva en esta cofradía. Por eso hay ángeles blancos y negros, así como figuras de San Benito de Palermo. "Él ha sido importante para los negros porque era un orgullo tener a un negro en el santoral", asegura el antropólogo. Junto con las imágenes, también se conserva el ritmo del bolero 'Angelitos Negros'. Una melodía que Antonio Machín compuso en honor a la hermandad y que suena cada Semana Santa.