"Sea por las rastas o por lo que sea, yo tengo la sensación de que eras como un alien en el hemiciclo, como un elemento extraño en las esferas de la alta política. No sé si tú te sentías así", pregunta Gonzo a Alberto Rodríguez, que contesta tajante: "Efectivamente, me veía así, era un lugar hostil para mí, no es un lugar cómodo, no es mi gente, no son mi clase social, no me encuentro a gusto ahí". Sin embargo, el exdiputado de Unidas Podemos confiesa que se decía: "No, no, yo tengo exactamente el mismo derecho que los que se criaron en el barrio de Salamanca y sus padres son millonarios y estudiaron en un colegio privado que vale no sé cuántos miles de euros y que se supone que tienen no sé cuántas carreras y demás".

"Tengo exactamente el mismo derecho que esta gente a estar aquí, porque a mí me votaron y en muchos casos más gente que a ellos", insiste Rodríguez. Pero, ¿qué es lo que más sorprende a alguien de clase obrera cuando llega a esas esferas de poder? "Que ahí hay gente que no ha trabajado en su vida", destaca Alberto Rodríguez, que afirma que "eso se percibe, se palpa". Además, también señala que le llamó la atención "ese estatus en el que están, el que te saluden como su señoría, excelentísimo, la moqueta... Todas esas historias que son accesorias, pero parece un poco anacrónico".

Pero, ¿existe el peligro de acostumbrarse a las grandes lámparas y a las alfombras? Rodríguez responde en el vídeo principal de esta noticia, donde recuerda que en su anterior trabajo "tenía muy buenas condiciones laborales": "Realmente, he perdido dinero en el Congreso de los Diputados". "¿Cómo es eso de que has perdido dinero?", pregunta Gonzo alucinado al exdiputado, que explica que ganaba "más dinero como obrero industrial" gracias al buen convenio que tenían. Y es que Rodríguez explica que todo es por la "política de donaciones" de Unidas Podemos.

Alberto Rodríguez desvela los entresijos del Congreso

Alberto Rodríguez confiesa cómo es realmente el Congreso y habla del clasismo de muchos políticos. Además, cuenta una sorprendente anécdota que vivió con Celia Villalobos en la cafetería.