Elisenda Paños explica en Salvados la difícil situación en la que se encuentra después de que le hayan informado de que va a tener que dejar el piso en el que lleva viviendo 32 años cuando se acabe su contrato. "Pudimos acreditar que estábamos en situación de vulnerabilidad", confiesa. Según las leyes de Cataluña, esto les daría derecho a un alquiler social. Sin embargo, esta inquilina confiesa que no se lo han dado. "Estamos en un limbo", reconoce.

Al parecer, el motivo de la finalización de su contrato se debe a que quieren alquilar esos pisos por mucho más dinero. "Estamos pagando unos 600 euros", confiesa. Ahora, por esas mismas viviendas ha visto que los nuevos inquilinos están llegando a pagar hasta 2.300 euros. "La conclusión es que los inquilinos tradicionales ya no interesamos, se busca un inquilino temporal que pague cuatro veces lo que pagamos nosotros por un corto espacio de tiempo e ir rotando. A las empresas le salen muy beneficioso", recalca.

Vasileios Miyrthianos, otro de los vecinos de Casa Orsola, ha tenido una experiencia diferente, y es que a él ha sido al único al que le han hecho una oferta para que siga viviendo allí. "Me ofrecieron una subida del 50%, de 810 euros a 1.200", explica. Sin embargo, reconoce que le parecía una subida demasiado alta. "Podría pagarlo y no comer, no es cuestión de eso".