Una operación conjunta de policías de diversas ciudades tiene como objetivo desarticular a una banda de delincuentes especializados en el robo por el método del butrón (derribo de una pared del establecimiento), y del alunizaje (con un coche derribar el escaparate de una tienda).

Tras haber pinchado diversas conversaciones telefónicas conocen el barrio en el que vive el cabecilla de la banda, al que se dirigen con la intención de detenerlo. Para efectuar la operación, los agentes rodean el barrio. Bloquean las entradas y las salidas, y esperan una señal de sus compañeros para adentrarse en la vivienda del delincuente. Una vez realizada, los agentes entran a prisa y retienen en el suelo al jefe de los asaltantes. En busca de objetos robados encuentran varios billetes, pistolas, armas ilegales y piezas de vehículos.

La operación continúa con la detención de otro importante socio de la banda, especializado en el robo mediante la técnica del alunizaje. Entran rápidamente en su casa, y descubren que se trata de uno de los aluniceros más perseguidos en Madrid.

Los familiares del delincuente increpan a la policía. Los agentes entran en una bajera del detenido, en la que encuentran varios objetos robados.

Proceden a detener al tercer miembro de la banda. Acuden hasta su domicilio, llaman a la puerta, y les abre una mujer. Entran en la casa, donde hay presencia de varias personas, entre ellas, el tercer delincuente. La familia había sido informada sobre la operación policial. Los agentes encuentran varios recibos por venta de joyas, y requisan dos vehículos del alunicero.