Una mesa de clientas del Rusiñol se queda sin hambre al encontrar bichos en el vinagre con el que iban a aliñar la ensalada. "¡Qué asco!, exclama una de las comensales.

Un detalle del que no se habían dado cuenta en el restaurante y que intenta remediar la camarera pidiendo perdón. "Cuando he visto las mosquitas... es una cosa normal si no se usa", le explica Cristina a cámara.

Sin embargo, no es la única sorpresa con la que se encuentra la mesa. El aceite lleva más de un año caducado y lo sirven como si nada. A las chicas se le quitan las ganas de comer.

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Para empezar, Chicote prueba los platos de un restaurante donde la comida "no funciona". Es tal la calidad, que el conductor de Pesadilla en la cocina se queda "silbando como Rigodón en 'La vuelta al mundo en 80 días'" tras hacer la cata.

Tras probar la comida, el chef toma conciencia de "la mierda" que ha comido en el 'Rusiñol' al ver el género con sus propios ojos en la cocina. Entre arcadas, Chicote les pide explicaciones a Pedro y a Chema, los cocineros. "¿Alguien me puede decir por qué me he comido yo esta mierda?", les pregunta.

"¿Soy yo o hay algo aquí que huele así como fuerte?"; así arranca el primer servicio del 'Rusiñol' con Alberto Chicote como testigo. El chef ve cómo un cordero en mal estado o unas costillas en las que se les ha caído el bote de picante encima terminan por bloquear la cocina.

En el segundo servicio, el chef le da a Chema la oportunidad de demostrar a su padre que puede hacerse cargo del 'Rusiñol'. Una prueba que no supera por las 'chapuzas' que hace en la cocina. "No me tomes por imbécil que ya me he dado cuenta de qué palo vas", le dice Chicote al hijo del dueño.

La mala calidad de los platos, la desorganización en el servicio, y la falta de mando de Chema, el hijo del dueño del 'Rusiñol', hacen que la camarera estalle contra la plantilla. "Estoy hasta los cojones de todo. Seré joven pero tengo cabeza", les grita.

Tras el caos, Chicote y El equipo de reformas de Pesadilla aportan su granito de arena dando una nueva imagen al 'Rusiñol'. Un restaurante al que le han quitado 20 años de encima y al que le han dado "bien de estropajo".

La reapertura arranca con Chema descentrado y totalmente bloqueado. Es Pedro, el dueño, el que a sus 78 años años coge las riendas del servicio y "recupera la juventud" mientras su hijo "parece que está en Jurassic Park".