Alberto Chicote les enseña a Chema, Pedro y al resto de la plantilla la nueva cara del restaurante. Tras una extensa reforma y una buena limpieza de la cocina, el 'Rusiñol' ve el resultado.

Cambio de cartel, de logo, de luminoso y de mobiliario en todo el comedor. La iluminación central y el color de las pareces dan otro aire al local que ahora es "más acogedor y más bonito de lo que estaba antes". "Ahora mismo tengo 20 años menos", confiesa el propietario.

En la cocina también han hecho un gran cambio. Todo está reluciente y mucho material y electrodomésticos son totalmente nuevos. "Le han dado bien de estropajo", dice Chema a cámara.

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Para empezar, Chicote prueba los platos de un restaurante donde la comida "no funciona". Es tal la calidad, que el conductor de Pesadilla en la cocina se queda "silbando como Rigodón en 'La vuelta al mundo en 80 días'" tras hacer la cata.

Tras probar la comida, el chef toma conciencia de "la mierda" que ha comido en el 'Rusiñol' al ver el género con sus propios ojos en la cocina. Entre arcadas, Chicote les pide explicaciones a Pedro y a Chema, los cocineros. "¿Alguien me puede decir por qué me he comido yo esta mierda?", les pregunta.

"¿Soy yo o hay algo aquí que huele así como fuerte?"; así arranca el primer servicio del 'Rusiñol' con Alberto Chicote como testigo. El chef ve cómo un cordero en mal estado o unas costillas en las que se les ha caído el bote de picante encima terminan por bloquear la cocina.

No es lo único. Los comensales del Rusiñol tienen una desagradable sorpresa en la mesa: el vinagre tiene bichos. Unas "mosquitas" que han aparecido en el frasco para aliñar las ensaladas y que será el detonante para que los clientes empiecen a quedarse sin paciencia.

En el segundo servicio, el chef le da a Chema la oportunidad de demostrar a su padre que puede hacerse cargo del 'Rusiñol'. Una prueba que no supera por las 'chapuzas' que hace en la cocina. "No me tomes por imbécil que ya me he dado cuenta de qué palo vas", le dice Chicote al hijo del dueño.

La mala calidad de los platos, la desorganización en el servicio, y la falta de mando de Chema, el hijo del dueño del 'Rusiñol', hacen que la camarera estalle contra la plantilla. "Estoy hasta los cojones de todo. Seré joven pero tengo cabeza", les grita.

La reapertura arranca con Chema descentrado y totalmente bloqueado. Es Pedro, el dueño, el que a sus 78 años años coge las riendas del servicio y "recupera la juventud" mientras su hijo "parece que está en Jurassic Park".