Pasta, merluza y costillas a la barbacoa es lo que elige el chef Chicote para conocer a lo que se enfrenta. El primer plato está enseguida. “No puede ser. Ha tardado un minuto. Es un máquina”, comenta.
Los espaguetis están cocidos, blandos y sin aliñar y la salsa “de boloñesa tiene el nombre”. El chef, después de probar la pasta, quiere conocer a los diez clientes habituales que van al restaurante y que Luismi asegura que tiene.
Las costillas no tardan en llegar. A la vista hay una buena noticia “por lo menos las patatas no son congeladas”, asegura Chicote. Las costillas saben dulce, pero “no a barbacoa”. La merluza es el siguiente reto, pero “tiene mogollón de hollín y además está cruda”.
El resultado es que sólo han tardado 15 minutos en servirle el menú completo. Un primero y dos segundos. Sin embargo, “ni se interesan, ni me retiran los platos, ni miran… están a sus cositas”. El chef llama a los camareros pero ninguno de hace caso.
Cuando por fin se dan cuenta del reclamo de su cliente especial, Luismi se acerca a su mesa. “He comido de pena”, confiesa Chicote. El chef le pregunta que donde ha aprendido a cocinar “Viendo la película de Ratatouille”, comenta el dueño que la ha visto 3 veces. El cocinero alucina.
Del bar del Club Deportivo Estoril
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