Pesadilla en la cocina viaja a Valencia para acudir a la llamada de auxilio de los San Filippo, una familia siciliana de tradición hostelera que a pesar de haber tenido éxito profesional en el pasado, hoy vive una situación cada vez más desesperada. Los clientes no entran y los que entran no vuelven.

Debido a la mala marcha del Reina Mariana, la madre y el hijo mayor decidieron darle un giro a su cocina y hacer fusión italiano-española. El resultado: platos sin identidad, patatas bravas que no pican, paella con aroma a pesto espaguetis con nata cortada o calamares aderezados con tinta de calamar que puede resultar tóxica.

Eso es lo que se encuentra Alberto Chicote nada más sentarse en sala a probar la comida. Un resultado que Salvo, el hijo del dueño del negocio, intenta mejorar compitiendo con su padre en la cocina. "La gente se vuelve loca cuando cocino yo", asegura el joven. Una guerra de egos que no hace cambiar la opinión del chef.

Tras echar un vistazo a la cocina impecable, llega la hora de que Chicote sea testigo del primer servicio del Reina Mariana. Nada más llegar conoce el ritual que hace Piero antes de empezar a trabajar para atraer suerte: esparcir sal por el restaurante. Una superstición que deja mudo al chef de Pesadilla en la cocina y que no funciona. Eñ servicio termina siendo un auténtico caos.

Para conocer cuál es la situación que atraviesa el restaurante y la familia, Chicote se traslada a la casa de los San Filippo. El dueño explica que tuvieron otro negocio de hostelería durante seis años pero ahora este no funciona y han perdido todo. Una situación que ha cambiado la vida del matrimonio y de sus tres hijos que se han tenido que poner a trabajar. "Me da rabia porque no tengo las mismas oportunidades que los de mi clase", dice Eli, la hija, desolada.

Arranca el segundo servicio del Reina Mariana' con Salvo, el hijo mayor de Piero, al mando. El joven coge las riendas de la cocina entre gritos y exigencias que no sólo saturan a sus padres y hermanos, también a los comensales. Chicote está a punto de perder la paciencia. "Me está poniendo en un punto que si su padre no le tira la sartén igual se la tiro yo", asegura.

Harto de la presión del servicio, Salvo decide abandonar el servicio. Un abandono que llega precedido de un sermón por parte de Alberto Chicote que le intenta abrir los ojos diciéndole al joven lo que no le ha dicho Piero en todos estos años. "¿Cómo tienes los santos cojones de decir que no aguantas tú cuando tú eres un tío inaguantable?", le dice.

Para que Piero se vuelva a hacer con el negocio, el chef de Pesadilla en la cocina le da una sorpresa: la visita del hombre que levantó el 'imperio' hostelero en Italia. Una figura que le da un consejo al dueño para hacer frente a las continuas faltas de respeto de Salvo y poder sacar adelante el restaurante. "Yo era papá fuera, pero no dentro", comenta.

El equipo de reforma de Pesadilla en la cocina le da un aire nuevo al restaurante rebautizado como 'Il Nuovo Piero', el nuevo local al frente de Piero. Un nuevo local con el que Chicote devuelve la "esperanza" a la familia San Filippo. "Es un espectáculo", confiesa Salvo.

Tras el lavado de cara, llega el servicio de reapertura. Un servicio caótico porque los nervios le juegan una mala pasada a Piero. El dueño del 'Il Nuovo Piero' se bloquea y pierde la concentración que Chicote le reclama. "Vamos Piero, que no haces más que dar vueltas como pollo sin cabeza", le dice al propietario italiano. Después de parar el servicio y hacer despertar al propietario, el trabajo acaba siendo un éxito.