El gran chef llega al restaurante para intentar poner orden, aunque no sabe por dónde empezar. Tom, el dueño, no acaba de confiar en su hija y por eso tienen constantes enfrentamientos.
Además, Gordon comienza a pedir comida para probarla y la primera ya le resulta repugnante. La pasta fresca de langosta que anuncian en la carta es congelada, pero no se lo dicen hasta que se la sirven en la mesa.