Marcelino Bilbao fue algo más que un superviviente. Fue la última víctima de los experimentos de Aribert Heim, el 'Doctor Muerte'. Le inyectaban sustancias tóxicas en el pecho para medir su resistencia. Con él se ha marchado el testimonio de la barbarie a los españoles en Mauthausen.

Ante este infierno, cualquier otro campo de concentración podía parecer la panacea. Bilbao recordaba la propuesta de los altos dirigentes para marcharse a Güsen, "algo terrible".

En los cinco años en Mauthausen, Marcelino Bilbao trató de no aparentar estar enfermo. Aún cuando la fiebre no le dejaba responder, "ya que eso equivalía a una sentencia de muerte segura". Una historia que se ha llevado a la tumba, una historia muy diferente a la de las cabezas pensantes del Holocausto.