Ni los fondos marinos se han librado de los temporales. Como muestra, un bosque frondoso de algas laminarias en las islas Cíes está ahora desértico. El fuerte oleaje y el exceso de agua dulce por lluvias y riadas destruyen estas algas, fundamentales para la vida marina.

"Crustáceos como la nécora, la centolla, necesitan del bosque tanto para alimentarse como para protegerse", dice Manuel Enrique García, biólogo y documentalista marino. Los biólogos estudian zonas de cría como las laminarias para preservarlas: "Los alevines de pulpo podrán desarrollarse y en el futuro habrá más pulpos en las Cíes y por consiguiente en la ría", dice Jorge Hernández, técnico de investigación del CSIC de Vigo.

Ya van cerca de 90 inmersiones en el entorno de las Cíes, pero en el último mes no han podido salir debido a los temporales. Sin las laminarias, alevines como las sepias pierden su refugio natural. Los temporales en las rías lo sufren también las mariscadoras en su bolsillo: "Con el agua dulce todo está muriendo y la gente lleva ya más de un mes sin trabajar".