Imaginen que cualquiera de estas personas es un español que tiene un sueldo de 24.000 euros brutos anuales. Lógicamente no es esa la cantidad total de la que dispone, teniendo en cuenta que las familias y trabajadores españoles soportan una carga fiscal por encima de la media de los países desarrollados.
Volviendo a nuestro protagonista, de los 24.000 euros brutos de salario tendrá que pagar casi un 15% de IRPF, es decir unos 3.800 euros. Si tenemos en cuenta que el trabajador abonará 1.500 euros anuales por cotizaciones a la Seguridad Social de su salario, éste mengua hasta los 18.700 euros.
Eso solo en lo referente a rendimientos sobre el trabajo, vayamos ahora con los impuestos directos anuales. Si tiene una vivienda en propiedad, el IBI medio en España es de 700 euros, la tributación por basuras de 60 euros y si dispone de coche propio pagará unos 70 euros por impuesto de vehículos.
Lógicamente nuestro ejemplar ciudadano consume energía, y de media, como cada español, paga 800 euros en sus facturas, de los que 350 euros se quedarán el Estado en concepto de impuestos. Al repostar su vehículo también aporta en tributos por hidrocarburos cerca de 700 euros anuales.
Con esta tributación, cualquiera de estas personas tendría un sueldo disponible de 16.890 euros tras pagar impuestos. Una cantidad para consumir y por tanto pagar tributos indirectos. Un IVA que supone 1.700 euros de los 11.000 euros que cada español gasta de media. Si imaginamos que nuestro protagonista ni fuma, ni bebe ni compra Lotería, el dinero que le queda es de 15.940 euros.
Un trabajador con este perfil paga al año cerca de 8.100 euros. Es decir un 34% de su salario bruto se esfuma pagando impuestos. O lo que es lo mismo, si usted cobra 24.000 euros anuales debe saber que está trabajando 124 días al año solo para pagar impuestos.
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