La condesa, de 91 años, estaba sola en casa cuando se encontró en las escaleras a dos hombres enmascarados, enguantados y vestidos de negro les preguntó que qué querían. "Llévanos a la caja fuerte", le dijeron. Ella obedeció y los ladrones, al ver que dentro de la caja no había nada, le pidieron el dinero que hubiera en la casa.
Pero la casa de la Condesa, en la exclusiva colonia madrilena de El Viso, contiene otros objetos de valor en los que los ladrones, sorprendentemente, no estarían interesados: joyas, cuadros y aparatos electrónicos que no se llevaron. Además, la condesa de Romanones habría destacado que se trataba de dos asaltantes poco violentos, educados con los que estuvo dialogando algo más de una hora.
Este suceso le resulta extraño incluso, a su nieta. Ella fue quien acudió a la comisaría de Chamartín para poner la denuncia. Fuera de cámaras reconoce que se trata de un robo peculiar y que su abuela no se alteró en ningún momento. Alude a su pasado como espía de la CIA para justificar su comportamiento.
Vecinos de la zona han asegurado a Más Vale Tarde que aquel sábado no escucharon nada ni vieron nada sospechoso. Además, ninguna de las tres puertas que hay para acceder a la casa de la condesa fueron forzadas, ni tampoco las ventanas. Algo que intriga a la policía que esta investigando el caso.
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