Rafael acudió a Expediente Marlasca en febrero, desesperado. Llevaba dos años sin ver a su hijo, secuestrado por su madre. Decía que era la última opción que le quedaba.

Su expareja se lo llevó a finales de 2016. Y desde entonces él solo tenía clara una cosa: Samuel, de 11 años, no estaba matriculado en ningún colegio. "Mi hijo se encuentra en peligro. Está desaparecido. No asiste a clase. No sé qué ha podido hacer, no sé dónde puede estar", declaraba el padre.

Desde que se separó de esta mujer, María Sevilla, en 2010, ella ha incumplido reiteradamente el régimen de visitas, hasta que en 2012, él interpuso una demanda, pero María le acusó de abusar sexualmente del niño. Eso fue, para el padre, "el tema más duro de lidiar": "Ha sido lo que me ha matado".

Sin embargo, peritos, psicólogos y asistentes sociales lo han negado en todas y cada una de las pruebas practicadas. De hecho, los jueces archivaron el caso hasta en cuatro ocasiones. Afirmaron que se había producido una posible instrumentalización materna de la denuncia de abuso sexual y concluyeron que no había indicios racionales de criminalidad contra el padre".

Así, en 2017, le conceden definitivamente la custodia, pero ella se había marchado. La abogada de Rafael explicaba que la madre había puesto en conocimiento que se iba a Jaén, pero, "ni está en Jaén, ni está en Madrid... ni sabemos dónde está. Se la está buscando ahora mismo", declaraba en ese momento la abogada.

Para entonces ya había montado la asociación Infancia libre para proteger a los niños de abusos sexuales. Y llegó a registrar 25 preguntas en el Congreso

sobre las estadísticas de maltrato infantil. Pero esa cortina de humo no evitó que en junio de 2018 se dictara una orden de detención contra ella.

Este fin de semana la policía nacional ha encontrado a Samuel y a su hermana, hija de otra pareja, en condiciones lamentables en una finca aislada de Tarancón, en Cuenca.

No iban al colegio desde hacía más de un año, ni tampoco al médico. Solo veían la luz unos minutos al día. La policía tuvo que entrar por la fuerza y neutralizar al perro de raza pibull que los custodiaba.

El pequeño Samuel aseguró que Dios le había dicho que su padre no le quería y que de mayor quería ser pastor evangelista. La madre ha sido detenida y Samuel ya disfruta con su padre. Retomando la vida de juegos y familia que le habían arrebatado.