Albert Puñet se convirtió en adicto al fentanilo con 35 años y cuando ocupaba un puesto como director de banco. Un accidente de moto le provocó dolores crónicos que precisaban de tratamientos fuertes, pero, asegura, pasó de un opiáceo suave al fentanilo por receta médica. Así, ha asegurado que cuando fue a la visita en la que ya le cerraron la pauta fue su madre la que le preguntó al médico si iba a generar adicción. "Le dijeron no se preocupe, por las características de su hijo no va a generar dependencia", ha explicado. Por eso, asegura, se fue de allí sin preocupaciones.

En poco tiempo, su adicción al fentanilo llegó a trastocar su forma de comportarse con los demás: "Yo siempre he sido una persona super alegre y me convertí en una persona oscura, gris, sin ganas de hacer nada. Fui mal amigo, mal marido, mal compañero, una mala persona en general. La etapa final antes de pedir ingresar yo vivía con un chupachups en la boca todo el día. Estaba muy drogado. No vas como un zombie porque la compraba en farmacia y no estaba alterada, pero vas un poco zombie", ha explicado.

En este sentido, ha querido destacar el papel de las personas que acompañan a estos pacientes. "No es nada fácil. El que convive con esa persona con dos hijas pequeñas en ese momento es muy complicado", ha aseverado Puñet, que fue él mismo quién decidió ingresar en un centro de desintoxicación al darse cuenta de los efectos del fentanilo en su salud mental y física.

Ahora, ha explicado, está en un buen momento. En el centro de destintoxicación buscaron alternativas para su dolor y vuelve a ser el de siempre: "Me dan un tipo de morfina que no me afecta a la cabeza, estoy super despierto, con muchas ganas de hacer cosas".