Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza de Atocha de 1977, ha ingresado en la cárcel madrileña de Soto del Real tras ser entregado por autoridades brasileñas a España para cumplir la pena de prisión que tiene pendiente, diez años y seis meses.

García Juliá escapó a Brasil cuando había cumplido una parte de la condena que le permitía la libertad condicional.

La vuelta del asesino de Atocha ha sido valorada por el exministro de Defensa de España José Bono: "La búsqueda ha durado, pero finalmente ha vuelto, está en prisión y ahora los que intervinimos representando a los abogados nos hemos puesto en contacto para ejercer acciones. También para que se liquide la condena y cumpla la parte que reste de lo que se le condenó y lo que cumplió".

"Lo que yo evoco hoy cuando he visto a García Juliá regresar a España para ir a prisión es el honor de mis compañeros abogados comunistas", ha explicado Bono, que ha asegurado que él "nunca perteneció al Partido Comunista". Según el exministro 'socialista' "tenemos democracia no por protagonistas individualizados de la transición que tienen mucho que ver", sino por "tantas gentes como los abogados de Atocha": "Creo que los que durante 40 años de franquismo se habían beneficiado de la ausencia de libertad no eran los que la iban a traer. Fue necesaria la presión de tantos comunistas que dieron lo mejor de sus vidas".

José Bono representó a la familia de Luis Javier Benavides Orgaz, el que era nieto del general Orgaz y un "cristiano católico y comunista", según el exministro. "Su muerte me ha hecho guardar el recuerdo de una manera muy especial. Era una familia económicamente en muy buena situación y él apostó por la clase trabajadora, por la libertad, y le costó su vida", ha explicado.

El expolítico también ha explicado cómo asesinar a un comunista era, por aquel entonces, casi un atenuante: "Este asesino fue entrevistado a los dos años del crimen en la cárcel, donde le preguntaron si aceptaba los hechos. Él dijo que sí, pero puso un 'pero', que lo único que hizo fue disparar sobre unos abogados que eran comunistas. Como si eso fuera un atenuante. Era lo que la extrema derecha había aprendido durante 40 años de dictadura franquista".

"El odio político era el que sembró aquel tirano. Parecía que matar a comunista era algo como eximente. Yo que no he sido nunca comunista, quiero decirle con pasión que sin aquel Partido Comunista de la reconciliación, de los abogados de Atocha, de Manuela Carmena, de Cristina Almeida, de Santiago Carrrillo , la libertad no habría llegado a España como llegó", ha añadido.

José Bono ha insistido así en que "esto es un país que merece reconocer el trabajo y la ausencia de vida de lo que la dieron para que hoy pudiésemos vivir en libertad".

Además, el exministro ha narrado cómo "siempre ha habido una leyenda acerca de que el rey Juan Carlos no fue a los funerales, pero dicen que fue desde helicóptero para ver a la multitud". "No lo sé, nunca se lo he preguntado. Lo que sí sé es que aquel entierro fue una baza extraordinaria para su legalización y su respetabilidad", ha explicado Bono.

José Bono incluso ha narrado una dura historia de aquella noche: "La noche del 24 de enero del 77 fui al depósito de cadáveres con los hermanos de Luis Javier Benavidez a reconocer el cadáver. Yo no había visto ningún cadáver desnudo. Nos lo sacaron, nos dijeron: 'si quieren que los saquemos con manta son 10 pesetas. No le dábamos el valor que ahora me emociona al recordarlo. Aquellos hermanos que no habían visto la muerte nunca tan de cerca, verlo en su hermano y comunicárselo a su madre, que no sabía que era comunista".

"Pienso en Paquita Sauquillo, en Lola García Ruíz, a la que ya le habían asesinado a su novio... cuánto dolor por una gentuza, por unos criminales que probablemente lo que deseaban era acabar con el proceso democrático en España y consiguieron fortalecer más a los que vivíamos aquella desgracia y, eso sí, quitar la vida a nuestros compañeros", ha lamentado Bono.