Beatriz Flamini relaciona los momentos de estrés con las caídas de cosas al suelo, pues siempre iban a parar a algún agujero. "Por protocolo yo no podía entrar a ningún agujero y el alarido era '¡no!'", ha expresado. Sin embargo, reconoce que nunca gritó por desesperación.

"Si emocionalmente me hubiera sentido mal, hubiera salido porque dejaría de tener sentido", ha asegurado. A la deportista le sirvieron mucho sus recursos como deportista de élite.

"En algún momento he tenido ganas de llorar, pero el truco está en la aceptación y permitirse sacar lo que sientas: la rabia, la furia...", recuerda. Así, resume que lo que hacía en todo momento era no ocultar lo que sentía: "Si tenía que seguir llorando, seguía llorando".