Gonzalo Miró se enfrenta al reto de pasar 24 horas sin estar en contacto con nada de plástico. De primeras resulta complicado: desde la ropa que usamos, algunas señales de tráfico, los cubos donde tiramos la basura o las mesas y sillas de una terraza donde nos sentamos a tomar un café, o los envases del gel y el champú con los que nos duchamos son cosas hechas con plástico.

Evitar este producto en nuestro día a día supone sin duda todo un reto. Por ello, Miró visita un comercio en el que se venden productos alimenticios a granel y en las que el plástico que se usa es el mínimo.

Además, el colaborador se interesa por cómo es llevar una vida sin plástico y se entrevista con una pareja que llevan casi tres años intentando consumir solo el plástico imprescindible. El champú no lo compran líquido, sino en pastilla; en vez de desodorante, usan aceite; las bolsas son de tela; los cepillo de diente de madera de bambú; y en vez de estropajo para fregar los platos, un cepillo.

Aseguran que económicamente no supone un gran gasto: "Hay tantas cosas que haces tú mismo y que evitas, que al final te sale más económico". Y lanzan un mensaje: "Si todo el mundo hiciésemos lo que está en nuestra mano, la situación sería distinta. Mejor empezar por lo que puedes hacer".