El club peronista
Trump, el nuevo peronista: ¿qué tienen en común con él el papa Francisco y Bolsonaro?
¿Por qué es importante? El adjetivo 'peronista' ha saltado de la Plaza de Mayo de Argentina a Washington, el Vaticano y Brasilia. Trump, el papa Francisco, Bolsonaro, Berlusconi… todos peronistas, aunque ninguno es argentino.

Donald Trump es, según JP Morgan, "peronista". El banco estadounidense ha justificado su afirmación con una serie de argumentos: los aranceles, los ataques a la Reserva Federal, y, sobre todo, una advertencia textual: "Estados Unidos podría estar cometiendo los mismos errores que América Latina".
Sí, lo han dicho en serio. Y no es el único. En las últimas semanas, el adjetivo 'peronista' ha volado por el mundo. El papa Francisco ha sido tildado de peronista, Bolsonaro, Berlusconi, incluso Viktor Orbán ha sido etiquetado como un "peronista autoritario". Todos peronistas. Aunque ninguno, claro, nació en Argentina.
¿Qué es ser peronista?
Porque el peronismo es más que una doctrina: en Argentina, a veces, es un sentimiento. Tiene marcha propia —esa que ahora suena de fondo en cada acto— y hasta un día fundacional: el 17 de octubre de 1945, cuando miles de trabajadores ocuparon la Plaza de Mayo exigiendo la liberación del general Juan Domingo Perón, símbolo de la defensa de los humildes. La protesta triunfó. El peronismo nacía en esa plaza y, un año después, Perón era elegido presidente.
Desde entonces, su doctrina se resumió en tres pilares: independencia económica, soberanía política y justicia social. Junto a su esposa Evita, se presentaron como los defensores de los humildes, los "descamisados". Para muchos, artífices de los mayores avances sociales del país. Para otros, líderes autoritarios, verticalistas y populistas.
Pero la historia del peronismo no terminó allí. En 1955, un golpe militar obligó a Perón a exiliarse, pasando por países como Paraguay, Panamá y finalmente la España franquista. Regresó en 1973, volvió a ser elegido presidente y gobernó hasta su muerte en 1974.
Desde entonces, ser peronista ha incluido casi todo. Carlos Menem lo fue, aplicando reformas neoliberales. También Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que defendieron un Estado fuerte e intervencionista. El último presidente peronista, Alberto Fernández, convivía bajo la misma etiqueta con sectores liberales, progresistas y conservadores.
En ese contexto, ¿cabe Trump bajo el paraguas peronista? Proteccionismo, culto al líder, desprecio por las instituciones independientes, discurso nacionalista y anti-élite ¿peronismo? Tal vez. Pero si el peronismo nació como una reivindicación de la justicia social, cuesta imaginar a Trump en la Plaza de Mayo levantando el brazo con Evita. Quizás, como se dice en Argentina, "peronista es el que dice serlo". Y ahora, hasta Wall Street reparte carnets.