Unidad ante todo

El PP arranca su congreso bajo la estrategia de Feijóo: evitar polémicas internas y centrarse en ganar votos

¿Por qué es importante? Con un discurso moderado y sin debates sobre aborto, eutanasia o pactos con Puigdemont, el partido busca reconstruirse desde la unidad y atraer a votantes centristas que reclaman estabilidad política.

El PP arranca su congreso bajo la estrategia de Feijóo: evitar polémicas internas y centrarse en ganar votos

Este fin de semana, el Partido Popular celebra uno de sus congresos más esperados, un evento que, sin duda, está cargado de simbolismo y estrategia, aunque lejos de polémicas espinosas. Para entender la relevancia de esta cita, es necesario mirar atrás.

Hace ya más de tres décadas, en un congreso similar, surgió el aznarismo, el movimiento que catapultó al PP a la Moncloa, por primera vez, en 1996. Durante 14 años, esa etapa marcó la identidad del partido hasta que, en 2004, José María Aznar designó a Mariano Rajoy como su sucesor, una decisión de la que más tarde se arrepentiría. Rajoy, a su vez, revalidó su liderazgo frente a rivales internos como Esperanza Aguirre, en un momento histórico marcado por la sombra de la Gürtel y los excesos en Valencia.

Aquellos escándalos desencadenaron una moción de censura que llevó a Pablo Casado a intentar renovar el partido. Sin embargo, la lucha interna entre Casado y la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso acabó precipitando un congreso extraordinario que dio paso a la era de Alberto Núñez Feijóo.

Este sábado, Feijóo llegará al congreso prácticamente como ganador seguro, sin ni siquiera bajarse del autobús, gracias a una estrategia que ha evitado enfrentamientos internos y temas que podrían dividir al partido.

Estrategia: evitar lo que no suma

El documento central que se debatirá en el congreso, la ponencia, funciona como la hoja de ruta del partido. En ella se recogen los principios y líneas maestras que marcarán la acción política del PP en los próximos años. Sin embargo, la dirección del partido ha decidido no incluir en esta ponencia temas controvertidos como el aborto, la eutanasia o la gestación subrogada.

¿Por qué? Porque ni internamente ni electoralmente aportan nada positivo. El PP es un partido heterogéneo, donde conviven posiciones liberales y conservadoras que chocan especialmente en cuestiones morales. Además, los votantes sensibles a estos temas ya han tomado sus decisiones y el partido no quiere correr el riesgo de perder apoyos centristas que pueden ser clave en futuras elecciones. Así, se opta por un mensaje centrado en la unidad y en la captación de nuevos votantes, dejando a un lado debates que solo generarían división.

Sorprendentemente, esta estrategia es asumida sin grandes dramas ni resistencias, incluso por sectores más conservadores vinculados a figuras como José María Aznar y la fundación FAES. Se entiende que ahora la prioridad es construir "una posición no sectaria ni divisiva, sino acogedora de un votante desamparado que sin ser del PP sabe que ahora España necesita al mejor PP".

Otro punto delicado que el PP ha logrado evitar en la ponencia es el veto expreso a pactos con Carles Puigdemont o con fuerzas que tengan como objetivo subvertir el orden constitucional. El líder del PP catalán presentó una enmienda para incluir este veto, pero finalmente fue modificada y retirada tras negociaciones internas.

Así, el partido refuerza su defensa de la Constitución sin comprometerse a excluir alianzas específicas, manteniendo la flexibilidad política y evitando abrir frentes que puedan distanciar a sectores electorales clave.

Este congreso del PP será recordado por su habilidad para evitar controversias internas y para centrarse en la consolidación y ampliación de su base electoral, dejando para otros momentos y otras formaciones los debates más espinosos. Mientras el PSOE sigue acumulando sus propias polémicas, el PP parece apostar por la cautela y la renovación estratégica.