Encuentros clave

La ronda en Moncloa deja más reticencias que acuerdos, sin avances claros de cara al Congreso

Los detalles El PP endurece su postura, los independentistas exigen detalles y el PNV se distancia, dejando al Congreso como único árbitro en una decisión clave para la Defensa.

La ronda en Moncloa deja más reticencias que acuerdos, sin avances claros de cara al Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intentado este jueves despejar el camino para elevar el gasto en Defensa al 2% del PIB, en línea con los compromisos adquiridos con la OTAN y la estrategia de rearme europeo. Consciente de la resistencia de buena parte del Congreso, ha desplegado una ofensiva política desde Moncloa, recibiendo a los distintos grupos parlamentarios en busca de apoyos o, al menos, de un clima menos hostil. Sin embargo, la jugada no ha dado los frutos esperados: lejos de suavizar tensiones, el balance de la jornada revela un escenario aún más enrevesado.

El principal escollo sigue siendo el Partido Popular. A pesar de que los populares han respaldado junto al PSOE el refuerzo de la capacidad militar en Europa, en España el tono ha sido otro. Alberto Núñez Feijóo ha evitado cualquier atisbo de acuerdo con Sánchez, endureciendo su discurso y alejando la posibilidad de un pacto parlamentario.

El choque entre PSOE y PP se ha saldado con acusaciones cruzadas. Desde el Gobierno reprochan a Feijóo que su negativa responde exclusivamente a una estrategia de desgaste político, mientras que el PP insiste en que el problema es la falta de transparencia de Sánchez.

Los independentistas rechazan el plan y exigen explicaciones

Si la negativa del PP complica el escenario, la respuesta de los partidos independentistas catalanes lo dinamita aún más. ERC ha sido contundente: "Con nosotros que no cuenten", ha advertido su portavoz, Gabriel Rufián, al salir de la reunión en Moncloa. Su mensaje ha sido claro: no apoyarán un aumento del gasto militar sin un desglose detallado de su destino. "Que nos lo expliquen despacito y muy bien", ha ironizado el dirigente republicano.

Por su parte, Junts también ha marcado distancia. Fuentes del partido han señalado a laSexta que ven la reunión "muy verde" y han insistido en que solo ha sido un encuentro meramente informativo. En la escalinata, Pedro Sánchez ha recibido a una Míriam Nogueras muy seria, que le ha estrechado la mano con fuerza.

PNV y Bildu, dos estrategias opuestas en el nacionalismo vasco

Frente al rechazo catalán, el PNV ha sido la excepción dentro del bloque nacionalista. Los jeltzales han mostrado una sintonía inusual con el Gobierno, defendiendo que el refuerzo de la Defensa es "imprescindible" para la estabilidad de Europa y, por extensión, de España. Además, han aprovechado para lanzar un dardo al PP, criticando su "hipocresía" por apoyar el plan en Bruselas, pero rechazarlo en Madrid.

Bildu, por su parte, mantiene el misterio sobre su postura. Aunque la coalición abertzale aún no ha tomado una decisión definitiva, la reunión entre su portavoz y el Ejecutivo ha sido interpretada como un paso más en la normalización de relaciones entre ambas partes. La imagen de este primer encuentro en Moncloa supone un hito simbólico para el PSOE, que continúa estrechando lazos con un sector que hasta hace pocos años se encontraba en la periferia política.

El Congreso, único árbitro en una Europa que mira de reojo

El resultado de la jornada es un Congreso dividido, con mayorías inciertas y un Ejecutivo que, pese a los intentos de aproximación, sigue sin contar con apoyos suficientes para garantizar el éxito de su propuesta. La conclusión es clara: el futuro del plan de Defensa se jugará en el Parlamento.

Más allá de la disputa interna, la comunidad internacional sigue con atención el debate en España. La creciente presión en la UE por reforzar sus capacidades militares tras la invasión de Ucrania ha hecho que el rearme europeo sea una prioridad absoluta para Bruselas. En este contexto, el bloqueo en Madrid podría debilitar la posición española en los foros internacionales.

A falta de nuevas negociaciones, la única certeza es que el tiempo juega en contra del Gobierno. La pregunta clave no es si España aumentará su gasto en Defensa —algo en lo que todas las fuerzas coinciden como inevitable—, sino quién asumirá el coste político de tomar la decisión.