Cuando Dani Alves se acerca a su primera semana entre rejas y su abogada prepara un recurso para sacar al brasileño de la cárcel, en laSexta Clave ahondamos en una triste realidad a la que muchas víctimas se ven abocadas.

La presunta víctima ha renunciado a la indemnización que le correspondería por parte del jugador si finalmente es condenado, una cuestión que lleva a cabo para ganar credibilidad por el miedo a que el dinero reste credibilidad a su testimonio.

Esta cuestión suele ser habitual únicamente en víctimas de violencia sexual y no ocurre en otros casos, como pueden ser accidentes de tráfico o laborales. Echando la vista atrás, hay un precedente de agresión sexual por parte de un futbolista con el que este prejuicio saltó a la palestra. Con Santi Mina, la víctima renunció a la indemnización desde el principio, pero la cantidad que pidió a cambio de un acuerdo (4 millones de euros frente a los 50.000 que ofreció él) fue utilizada por él en su recurso para argumentar que buscaba dinero.

Todas las víctimas de violencia sexual tienen derecho a una indemnización de este tipo, siempre que así lo decida el juez. Sin embargo, no siempre se estipulan indeminizaciones en las condenas y muchas veces no terminan de pagarse, concretamente en un 37% de los casos.

El sentido penal de estas indemnizaciones tiene que ver con la reparación de lesiones y daños morales, así como con la cuantía necesaria para tratamientos psicológicos y daños derivados de la agresión.

Con la ley del 'solo sí es sí', las víctimas que en un principio renunciaron a la indemnización pueden cambiar su decisión, siempre que las consecuencias del delito sean más graves de lo previsto inicialmente o que el propio juez pueda imponérsela de oficio al acusado para la reparación de la víctima.