Anticipo de una recesión

¿Por qué no es buena señal que los precios de las materias primas se desplomen?

El petróleo, el níquel, la madera o el cobre son algunos de los materiales cuyos precios caen drásticamente tras alzarse por la guerra de Ucrania. LaSexta Clave analiza por qué esto influye negativamente en la perspectiva económica.

El barril de petróleo no es lo único que está cayendo con fuerza en los últimos días. Las materias primas también, y llevan haciéndolo semanas en los mercados internacionales. Tocaron techo en abril tras la invasión de Ucrania, pero ahora se están desplomando: la madera ha caído un 44% desde su máximo; las patatas exactamente lo mimo; el aceite de palma un 33%; el algodón, un 21%; el aluminio, un 13%...

Pero el caso más extremo es el del níquel, un mineral fundamental para fabricar acero inoxidable y baterías que duplicó su precio en los primeros días de la invasión rusa y ahora su valor ha caído un 56%. LaSexta Clave analiza por qué está cayendo tanto el precio de estas materias primas y por qué esto no es una buena señal.

Lo cierto es que su precio estaba disparado y ahora caen bruscamente por uno de los principios básicos de la economía, que la demanda ahora mismo es menor que la oferta. Hay más oferta porque se han ido solucionando los cuellos de botella mundiales, y hay menos demanda porque está cayendo el consumo, por eso bajan los precios.

Así, los precios están volviendo a niveles pre invasión de Ucrania, y aunque puede parecer una buena noticia, sin embargo, significa que vienen "trimestres complejos" en lo económico, como ha dicho la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Y es que una caída del consumo puede estar anticipando una recesión o, al menos, una ralentización del crecimiento económico. El consumidor y los mercados ven un panorama oscuro por delante; con la inflación que se come los ahorros y los tipos de interés subiendo que encarecen el dinero, la gente decide gastar menos.

El precio del cobre en caída, un mal indicativo

En este contexto, muchos economistas ven al cobre como un termómetro muy fiable de la economía. Es un material está presente prácticamente en todo, en la construcción para tuberías o cableado, en maquinaria pesada, para vehículos, electrodomésticos... casi cualquier producto lleva cobre. Entonces, si el precio del cobre sube es que la economía avanza, que está creciendo. Si el precio cae es que la economía se frena.

Para entenderlo con ejemplos: en la crisis de 2008, el cobre perdió un 70% de su valor, y con la pandemia cayó otro 30%. Cuando la economía se reactivó fue de las materias primas que más rápido creció. Esto que pasó en el pasado parece ahora estar repitiéndose, pues desde marzo no ha dejado de caer y ha perdido casi un 27% su valor.

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