España también pudo tener su propia bomba atómica. Fue durante la dictadura de Franco, cuando en los años 60 el régimen se planteó una idea: fabricar un arma nuclear nacional. Decidieron que el plan sería secreto y le pusieron un nombre en clave: 'Proyecto islero'.

Su primer protagonista fue el científico y también militar José María Otero de Navascués, el director de la Junta de Energía Nuclear. De fama internacional por sus descubrimientos en el campo de la óptica, fue quien colocó a España en la cabeza de la ciencia nuclear en Europa en unos años de carestía y limitaciones. Fue suya la idea de que España podía fabricar una bomba atómica.

El segundo personaje destacado del 'Proyecto Islero', fue Agustín Muñoz Grandes, un militar. El proyecto nace en un centro de investigación clave para la seguridad del Estado y por lo tanto, dirigido por militares. Este centro rendía cuentas al jefe del estado mayor, que era el general Muñoz Grandes. A él le comentó la idea de tener una bomba atómica.

Muñoz Grandes, que además fue el general que dirigió a los soldados españoles de la División Azul, consideraba que una bomba atómica serviría a España para conseguir una posición privilegiada en el mundo, que ayudaría a recuperar independencia y pasados imperiales y a intimidar a los marroquíes, por si tenían la tentación de atacar las posesiones españoles en la zona. Él llegó a vicepresidente del Gobierno, a ser el 'número dos' de Franco, y desde ese puesto apoyó la idea de la bomba.

El tercer hombre clave del 'Proyecto Islero' fue Guillermo Velarde, un físico nuclear. A él le nombraron coordinador del proyecto, el encargado de pensar todos los detalles del plan. Además, Velarde ya había tenido un mínimo contacto con las bombas nucleares estadounidenses que cayeron en Palomares, que le sirvieron para aprender.

En el informe que realizó sobre el proyecto, detalló que la bomba sería de plutonio, más fácil de obtener; la central donde se produciría sería la de Vandellós; el lugar donde hacer las pruebas, el Sáhara español; tenían un supercomputador de la época para cálculos; contaron con el apoyo de Francia, del general De Gaulle para avanzar en todo; y un presupuesto de 20.000 millones de pesetas de los años 60.

Otra persona clave en este proyecto fue un ministro, Gregorio López Bravo. A él el proyecto no le apasionaba porque prefería centrarse en lo nuclear para la energía. Así que se dedicó continuamente a criticarlo ante el hombre que tenía que decidir: Francisco Franco.

Al final, el dictador no se atrevió, alegando que España no podría soportar otras sanciones económicas por parte de Estados Unidos. Pensó Franco que la creación de esta bomba nuclear podría enfadar a Estados Unidos.

Aunque decidieron dejar el proyecto en un cajón, ese cajón no lo cerró con llave, porque Franco no firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de esos años. Así, nada impedía a España seguir investigando o seguir planteándose construir la bomba.

El gobierno de Carrero Blanco volvió a considerar la idea, y el de Arias Navarro, y el de Adolfo Suárez... hasta que llegaron Calvo Sotelo y Felipe González y España ya firmó todos los acuerdos que suponían renunciar a la bomba.

¿Y si Franco hubiera dicho 'sí'?

¿Podría haber logrado Franco fabricar la bomba nuclear? Pues según un informe dela CIA de 1974, España merecía, por aquel entonces, "cierta atención como posible proliferador de armas nucleares". Esto nos hace pensar que España contaba con las posibilidades.

¿De dónde viene 'Islero'?

El nombre del 'Proyecto Islero' viene por el torero Manolete, que murió por la cornada de un toro llamado Islero. El director del proyecto de la bomba atómica española decidió llamar al proyecto Islero porque creyó que le iba a dar muchos dolores, muchas cornadas, como el toro que mató a Manolete.