La fiebre de los millonarios
Berlusconi, Gil, Ruiz Mateos... y ahora Musk: la saga de millonarios que intentaron gobernar creando su propio partido
El contexto ¿Otro millonario que quiere gobernar el mundo? Sí, y esta vez viene de Silicon Valley. El magnate acaba de anunciar la creación de su propio partido político, American Party. No es el primero. Y desde luego, no será el último.

Elon Musk ya tiene cohetes, coches eléctricos, redes sociales… y ahora también quiere un partido político. Se llamará American Party, y aunque todavía no se conocen muchos detalles, el mensaje es claro: si no lo dejan jugar en las reglas de siempre, se inventará las suyas.
Puede parecer una locura más del empresario más polémico del planeta. Pero en realidad, Musk está siguiendo un camino que otros millonarios ya recorrieron antes: fundar su propio partido cuando no encajan en los grandes bloques. Algunos llegaron lejos. Otros acabaron estrellados.
El caso más reciente y cercano es el de Donald Trump. Antes de convertirse en presidente en 2016, también amenazó con ir por libre si el Partido Republicano no lo trataba como el favorito. Su famosa frase: "Si no me tratan como el favorito, me reservo el derecho a presentarme como independiente".
Los republicanos, asustados, le hicieron firmar un papel comprometiéndose a no montar su propio partido. En aquel momento, Trump no descartaba crear uno. Lo curioso es que hoy, él mismo critica a Musk por hacer justo eso.
Ruiz Mateos y el "¡que me voten, leche!"
En España, el pionero fue José María Ruiz Mateos, empresario caído en desgracia tras el escándalo de Rumasa. Fundó su partido a finales de los 80 con un lema que se hizo viral (antes de que existiera internet): "¡Que me voten, leche!"
Y funcionó: en las elecciones europeas de 1989 sacó 600.000 votos y consiguió dos escaños, a pesar de estar en busca y captura por haber agredido al ministro Miguel Boyer durante la campaña. Lo dicho: espectáculo puro. Eso sí, fue un éxito efímero. El partido se fue apagando y desapareció en 1995.
Jesús Gil: del fútbol a las alcaldías
Otro ejemplo clásico es Jesús Gil, expresidente del Atlético de Madrid y creador del GIL (Grupo Independiente Liberal). En 1991 arrasó en Marbella con un 65% de los votos, y desde ahí creó un pequeño imperio político en varias ciudades del sur de España.
El GIL llegó a tener concejales en Ceuta, Melilla, Málaga y Cádiz, y hasta se presentó a las elecciones generales en 2000, aunque solo sacó 70.000 votos y no consiguió entrar en el Congreso. Tras la muerte de Gil y el escándalo de la trama Malaya, el partido desapareció.
Berlusconi: el rey de los millonarios políticos
El ejemplo más exitoso de todos es, sin duda, el de Silvio Berlusconi. Fundador de Mediaset, creó Forza Italia en los años 90 y fue cuatro veces primer ministro de Italia.
A diferencia de otros, Berlusconi no solo ganó —también marcó una época—. Usó sus medios para construir una imagen arrolladora, se reinventó 1.000 veces y convirtió su partido en una maquinaria de poder. De todos los magnates que pasaron por la política, él fue el que más lejos llegó.
Otros intentos menos sonados
En Austria, el empresario Frank Stronach fundó un partido euroescéptico en 2012. En 2013 consiguió 11 escaños en el Parlamento, pero en cuatro años se esfumó. Tenía dinero, sí, pero le faltó estructura, apoyos y carisma.
¿Tiene Musk posibilidades?
Musk es famoso, tiene una base de fans gigantesca y puede gastar en campaña, lo que otros partidos no recaudan en años. Pero eso no garantiza éxito. Para triunfar, necesita algo más: organización, apoyos territoriales, estrategia y, sobre todo, votos.
La historia está llena de millonarios que quisieron cambiar el mundo desde la política. Algunos lo lograron, otros fueron solo una anécdota. El tiempo dirá en qué categoría entra Elon Musk.