Este fin de semana, la ultraderecha europea se reune en Madrid, y la crisis de Ucrania va a ser protagonista. Santiago Abascal, presidente de Vox, está entre dos fuegos. Porque su rechazo a la política poco o nada tiene que ver con la relación que mantienen algunos de sus amigos -políticos- con el líder del país protagonista en el conflicto con Ucrania. Así lo ha analizado en laSexta Clave el periodista Joaquín Castellón, comenzando con Viktor Orbán, el primer ministro húngaro: tanto es amigo de Abascal como lo es de Putin, presidente de Rusia.

Para empezar, comparten valores que ellos consideran principales: son conservadores, nacionalistas, cristianos, pero Orbán tiene además un interés económico, pues ahora mismo se encuentra negociando la ampliación de una planta nuclear en su país pagada por Rusia, así como la instalación de una fábrica de vacunas rusa que también en Hungría. Por lo tanto, entre Orbán y Putin no solo hay amistad; también, algo de dinero.

Así pues, llama la atención que, después de verse con Abascal en la capital española, Orbán viajará el martes para reunirse con Putin en Moscú. En este sentido, cabe destacar que ambos se ven una vez al año como mínimo, y hay años, como en 2017, en los que se vieron hasta en dos ocasiones. Pero no es el único líder cercano a Abascal y, al mismo tiempo, a Putin. Sí, hablamos ahora de Marine Le Pen, líder de la ultraderecha francesa que también está invitada por el partido de Vox.

De Le Pen se dice incluso ahora mismo que siente admiración y fascinación -y hasta cierta 'rusofilia'- por Putin y su mandato. Porque comparten algunos de los valores de toda la vida que defiende la ultraderecha francesa. De hecho, ella dice que el presidente ruso protege a la 'Europa Blanca', que se está enfrentando al imperialismo norteamericano y, en el caso del conflicto de Ucrania, tiene una posición totalmente clara: para hacerse a la idea, Le Pen defendió la anexión de la Península de Crimea. Ahora dice que la OTAN no deberían actuar en esta cuestión.

Esta conexión entre ambos ha sido, no obstante, polémica: Le Pen recibió un préstamo de nueve millones de euros de un banco ruso que necesita la autorización del Kremlin. Y no hay que olvidar las famosas injerencias de Rusia en la política norteamericana y europea. Porque Le Pen recibió beneficios de esa injerencia rusa, según apuntan muchos medios. E incluso en España hubo un director de los servicios secretos que confirmó que se produjeron esas injerencias.

Cabe destacar, en este punto del análisis, un giro radical de los acontecimientos: también a la reunión de la ultraderecha en Madrid va a acudir el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que no es precisamente amigo de Putin. Un líder político que lleva meses que la OTAN actúe y que Bruselas reaccione ante los movimientos del líder ruso. Llega a decir que "Europa tiene que despertar a todos los niveles" para frenar a Putin. Cabe destacar, en este punto, que Morawiecki es muy cercano a Biden.