Capturas históricas
Las recompensas de los más buscados: cómo se decide quién cobra, cuánto y qué motiva a los informantes a arriesgar su vida
La otra cara En Estados Unidos, el Departamento de Estado evalúa la relevancia y precisión de cada pista, pero no todos los informantes buscan dinero: muchos priorizan protección, inmunidad o una nueva vida.

Tyler Robinson, de 22 años, está en prisión. Tras 33 horas de búsqueda sin respiro —una auténtica 'caza al hombre'— y con una recompensa de 100.000 euros sobre su cabeza, confesó ser el autor del asesinato de Charlie Kirk. Más de 7.000 pruebas apuntaban hacia él, y finalmente, el trabajo de la policía y las pistas de los ciudadanos dieron resultado.
Pero este caso es solo la punta del iceberg. En Estados Unidos, las recompensas por información que ayuda a capturar criminales no son ninguna broma: en los últimos años, el Departamento de Justicia ha pagado hasta 250 millones de dólares a más de 125 personas por dar pistas que llevaron a terroristas buscados y hasta 135 millones por chivatazos sobre narcotraficantes.
Historias así no faltan. Gary Ridgway, uno de los asesinos en serie más brutales de la historia, o Whitey Bulger, gánster de leyenda del FBI, fueron atrapados gracias a informantes que arriesgaron mucho. Incluso figuras internacionales como los hijos de Saddam Hussein o el excomandante de las FARC, Alfonso Cano, cayeron gracias a chivatazos que, en muchos casos, terminaron en recompensas económicas. Aunque ojo: no siempre reciben todo lo prometido, y a veces hay que repartir el dinero entre varios.
Entonces, ¿quién decide quién cobra y cuánto? En Estados Unidos, el programa Recompensas por la Justicia (RFJ) del Departamento de Estado es el que marca las reglas: decide qué información vale, qué tan precisa es y quién merece el pago. Pero no solo ellos tienen recompensas: los departamentos dedicados al crimen organizado tienen hasta diez programas diferentes. En todos los casos, la seguridad de los informantes es prioridad, y el dinero se ajusta según el riesgo y la relevancia de la información.
No todos los informantes buscan dinero. Algunos prefieren protección, inmunidad o una "segunda vida" si están involucrados en delitos graves. Incluso el seguimiento de Osama bin Laden en 2011 fue posible gracias a una red de informantes que sacrificaron su anonimato y arriesgaron mucho.
¿Por qué importan tanto estas recompensas? Muchos fugitivos se esconden en comunidades cerradas, donde nadie quiere hablar por miedo o lealtad. Los incentivos económicos, la protección de identidad y otras ventajas hacen que esas personas decidan finalmente dar la pista que puede terminar con años de búsqueda.
Tyler Robinson ya está en prisión. Pero la historia de cómo se capturan los más buscados, entre recompensas, riesgo y estrategia, sigue siendo tan intensa como cualquier película de acción.