Oscuro legado franquista

El horror del franquismo: 40.000 mujeres encarceladas en nombre de la "moral" y la "reeducación"

Los detalles
Bajo el control de congregaciones religiosas, miles de mujeres fueron sometidas a trabajos forzados, torturas y electroshocks, mientras sus voces siguen exigiendo justicia décadas después.

El horror del franquismo: 40.000 mujeres encarceladas en nombre de la "moral" y la "reeducación"

Durante la dictadura franquista, miles de mujeres fueron encerradas en instituciones controladas por congregaciones religiosas bajo el eufemístico nombre de 'Patronato de Protección de la Mujer'. Estos centros, considerados por el régimen como lugares de reeducación moral, fueron, en realidad, cárceles sin juicio previo donde se sometió a mujeres, muchas de ellas menores, a trabajos forzados, castigos físicos y, en algunos casos, electroshocks.

La moral del régimen, impuesta por una maquinaria represiva, no solo castigaba a las mujeres por sus comportamientos, sino que las reducía a meras prisioneras de su propia existencia.

Bajo este control, se llevó a cabo una purga moral. Mujeres como Ana María, detenida por asociarse con las comparsas de la artista Marisol, o Aurelia, por regresar a casa tarde tras pasar la tarde con chicos, fueron consideradas "descarriadas" por un régimen que no toleraba ni la mínima disidencia de su estricta visión del mundo.

Incluso adolescentes como Mercedes, detenida por "no obedecer a su madre", se encontraron atrapadas en estos centros. El abuso era sistemático. No se trataba de un sistema judicial; se trataba de una caza de brujas en la que cualquier mujer podía acabar en una prisión moral, denunciada por su familia, vecinos o las mismas "celadoras", las policías de la moral franquista.

La magnitud del horror fue abrumadora. Llegaron a encarcelar a más de 40.000 mujeres al año, con 900 centros repartidos por todo el país. En estos lugares, las mujeres no solo eran privadas de su libertad, sino que también eran forzadas a trabajos esclavos, desde cocinar y limpiar hasta tejer sin remuneración alguna.

La represión llegaba incluso a las mujeres lesbianas y prostitutas, quienes, en muchos casos, eran sometidas a electroshocks con el fin de "curar" su orientación sexual.

El 'Patronato de Protección de la Mujer' también estuvo relacionado con el robo de bebés, un delito cuya investigación sigue siendo un tema pendiente en la memoria colectiva de la España posfranquista.

Hoy, por primera vez, las instituciones responsables de estos abusos han pedido perdón por estos crímenes. Sin embargo, la lucha por reconocer plenamente el sufrimiento de estas mujeres sigue siendo una batalla.

Consuelo García, una de las supervivientes de estos centros, continúa luchando porque se reconozca y se visibilice lo que ocurrió entre esas paredes. En su testimonio, se refleja la sombra de una España en la que las mujeres fueron vistas como objetos a moldear según la visión del régimen, y el eco de esa lucha por la verdad y la justicia sigue vivo hasta el día de hoy.