La obsesión del PP ha sido pasar desapercibidos en la moción de censura de Tamames. Los populares creen que la moción ha beneficiado al Gobierno. Y probablemente tengan razón. Pero, claro, tenían que votar. Y han votado abstención.

Hace 30 meses, en la otra moción de la ultraderecha, el PP de Casado votó en contra. Así que ahora los populares están un poco más cerca de Vox que en la otra moción de hace dos años. Para comprobarlo, solo hay que comparar lo más duro que le ha dicho Gamarra a Vox con lo más duro que le dijo Casado a Abascal en 2020.

Pablo Casado puso el foco de sus críticas en el candidato: "Señor Abascal, no le gustamos, perfecto. Usted a nosotros, tampoco", le espetaba en su intervención. El por entonces líder de los populares aseguraba que la moción no iba dirigida contra Sánchez, sino contra el PP: "Esta moción no la dispara contra el Gobierno sino contra el partido que le ha dado trabajo 15 años".

Por su parte, Cuca Gamarra ha sido más suave en sus críticas a la ultraderecha. La portavoz parlamentaria del PP defendía que aunque había "elementos coincidentes en el relato", no podían apoyar la moción porque Tamames no era ni su candidato, ni defendía un proyecto similar al suyo.

Gamarra calificó la moción como un "inexplicable regalo al gobierno" y recriminó a Abascal una "utilización de las instituciones impropia con la aspiración de sacar un rédito partidista". A diferencia de Casado, la portavoz aseguraba que la moción no era contra ellos, ni siquiera contra Sánchez, ya que ha sido "el regalo de una victoria parlamentaria" al presidente.