La última petición de ayuda de Ucrania a los aliados son los aviones de combate. Desde Bruselas el ministro de defensa ucraniano, Oleksii Réznikov. ha acudido a la sede de la OTAN para reunirse con sus homólogos y justo antes de entrar, se detuvo frente a las cámaras de televisión para enseñar un pañuelo con un avión de combate dibujado. Los periodistas le preguntaban si eso era lo que esperaba conseguir de la reunión a lo que ha respondido apuntando al cielo.

Los aviones son la nueva obsesión del Gobierno de Zelenski para hacer frente a la ofensiva rusa. La semana pasada pidió aviones en Bruselas, en París y en Londres. Incluso regaló al presidente de la cámara de los comunes un casco de piloto. En el lateral llevaba escrito "Tenemos libertad, dadnos alas para protegerlas".

Tras sus reuniones, Zelenski volvió a Ucrania asegurando que tenía buenas sensaciones, que tenía esperanza en conseguir los aviones. Palabras que chocan con las primeras impresiones tras la reunión de esta tarde en la sede de la OTAN. De momento le han dicho a Zelenski que se apañe con los tanques y con la munición, aunque por primera vez no han descartado con rotundidad el envío de aviones.

¿Qué aviones quiere Zelensky? Los cazas F16. Y, ¿por qué? Porque son los más factibles de conseguir: Media Europa los tiene y además son más viejos, por lo que tiene más posibilidades de que se los entreguen. La OTAN sostiene que entregar aviones es poco más que entregar tanques pero los aliados saben que Rusia busca excusas para señalarlos como parte activa del conflicto. De momento Ucrania lo tiene muy complicado. Estados Unidos, Alemania y Bélgica ya han dicho que no. España también está ahí, pero en nuestro caso el no es más 'barato' porque nosotros no tenemos esos aviones.

Más cerca del sí están Países Bajos y Lituania que al menos quieren poner el tema sobre la mesa. Francia y Reino Unido, tampoco lo excluyen. Polonia dice que sí pero que sólo si todos están de acuerdo. Estas son las posiciones ahora mismo pero en esta guerra ya hemos aprendido que lo un día es no, al día siguiente puede ser sí. Entonces comenzaría el mismo debate que vimos con los tanques: que habría que enseñar a los ucranianos a pilotarlos. O aún más peligroso: mandar pilotos europeos a una guerra en la que, como en todas, se puede morir.