Señales de cambio
Cuando el "canario de la mina" canta, la tormenta no tarda: el PNV pone contra las cuerdas al Gobierno
El contexto En medio del caso Cerdán, los jeltzales advierten al Gobierno que el próximo miércoles será decisivo para decidir si mantienen su apoyo a Sánchez o cambian de rumbo. No bastan las disculpas: la línea roja es que el escándalo no afecte a todo el partido ni al Ejecutivo.

Si has visto 'Ocho apellidos vascos', recordarás la escena en la que, al pasar por el túnel de Pancorbo, llega una tormenta. Hoy, en la política española, el túnel no es Pancorbo, sino Belate… y la tormenta que se avecina lleva el nombre del PNV.
El tradicional 'txirimiri' —esa lluvia fina y persistente— ya ha empezado a calar. Pero lo que viene no es una simple lluvia: es una tormenta que muchos identifican con el propio PNV, ese "canario en la mina" que, desde hace años, advierte sobre los peligros que acechan la política española.
La formación jeltzale ha lanzado un aviso claro al Gobierno: el próximo miércoles escuchará con atención la comparecencia de Pedro Sánchez y tomará decisiones importantes. Ya no valen las disculpas ni los gestos mínimos; la tormenta está próxima y el PNV exige garantías de que el caso Cerdán-Ábalos-Koldo es un episodio puntual y no un entramado estructural que comprometa al partido ni al Ejecutivo.
Los jeltzales han dejado todo en manos del presidente marcando una línea roja clara: necesitan constatar que el escándalo no afecta ni a la estructura del partido ni a la gobernabilidad. Ese será el punto decisivo para "reflexionar y decidir" sobre la continuidad o el replanteamiento de sus relaciones con los socialistas, siempre guiados por el interés de sus votantes, su código ético y la estabilidad institucional.
Aunque no lo han expresado abiertamente, el PNV no descarta activar mecanismos como una cuestión de confianza si las explicaciones no satisfacen sus exigencias. Sin embargo, no creen que esa medida esté actualmente en los planes del presidente.
Mientras tanto, la llamada del PP al PNV para abrir una vía de diálogo se interpreta como una señal de que la derecha también intenta convencerles. Sin embargo, los jeltzales aseguran no responder a presiones ni de unos ni de otros.
La recepción a la iniciativa popular es fría y la comparan con la doble personalidad de Jekyll y Mr. Hyde: reproches severos a la gestión del PNV junto a intentos de negociación. Los tiempos no son los mejores para su relación, con un "rechazo absoluto" declarado, pero en el PP saben por experiencia que cuando el PNV hace movimientos bruscos, es porque vienen curvas.
¿Por qué se le llama al PNV el "canario en la mina" de la política?
Porque tradicionalmente ha sido quien advierte sobre cambios de ciclo o periodos de inestabilidad. En 2018 fue clave en la moción de censura que derribó a Rajoy, justo después de haber apoyado sus presupuestos. En 2017 alertaron sobre las consecuencias territoriales del artículo 155 y se negaron a respaldarlo.
Durante más de una década, han entendido que el bipartidismo había muerto y que el futuro pasa por pactos, diálogo y talante negociador.