Iñaki Martínez
Editorial: Alt Autores
Año de publicación original: 2025
Por Álvaro Rivas
En la parte vieja de Donostia, un chaval de unos trece años tiene harto al dueño del Astelena. Sus gansadas adolescentes casi a diario, muy aplaudidas por la cuadrilla, animan al dueño del bar a salir a por él y a gritarle "mira, estoy hasta los cojones de ti y de que seas un perturbado". Los amigos festejan ruidosamente el apelativo y desde entonces, para todos ellos, Eduardo es Pertur. Eran los sesenta.
La desaparición de Eduardo Moreno Bergareche, Pertur, de la que se cumple medio siglo, es el argumento de 'Manto de silencio'
A mediados de la década siguiente, en 1976, Pertur es un joven dirigente de ETA enfrentado a una parte importante de su organización, preocupada por su magnetismo personal y sus inquietudes políticas. La última vez que se le vio fue en San Juan de Luz, en un coche junto a dos destacados miembros de la banda que, en contra de la evolución del pensamiento de Pertur, querían seguir matando a mansalva una vez muerto Franco, sin dar una sola opción a la democracia que podía llegar. No hace falta explicar quién ganó aquella partida sangrienta durante tantos años.
El momento feliz y travieso del bar Astelena me lo recuerda Iñaki Martínez, en conversación telefónica, días atrás, para explicar el origen del mote. La desaparición de Eduardo Moreno Bergareche, Pertur, de la que ahora que casi se cumple medio siglo, es el argumento y la razón de Manto de silencio.
Una novela basada en la realidad
La obra narra la búsqueda del joven etarra de su propia identidad y de su encaje como activista político en los convulsos años setenta, con media Europa agitada por movimientos revolucionarios y/o terroristas. La novela sitúa a Pertur en Lisboa para encontrarse con Saraiva de Carvalho, el líder de la Revolución de los Claveles, o en París, o en Praga, o lo lleva a Moscú para entrevistarse con miembros del KGB soviético.
Pertur, buscando apoyo y consejo internacional, antes de la muerte del Caudillo, para alcanzar el sueño de una Euskadi independiente y socialista. ¿Pudo pasar? Cuidado, esto es una novela, con los ingredientes más reconocibles de una buena novela, con juventud, amoríos, traiciones, disputas paternofiliales y escenarios amenos y reconocibles.
Se trata de novelar cómo, por qué y quién se encargó de que desapareciera hace casi cincuenta años aquel joven dirigente de ETA
Pero en esa misión tan literaria de tejer y entreverar se abre paso la verdadera razón, el sólido motivo de esta obra. Se trata de novelar cómo, por qué y quién se encargó de que desapareciera hace casi cincuenta años aquel joven dirigente de ETA que empezaba a resultar muy incómodo.
La virtud de esta obra reside ahí, en esa agitación neuronal que crea en el lector la narración de hechos reales dentro de un entramado ficcional que nos invita a investigar por nuestra cuenta —Google en mano, por ejemplo— qué se sabe oficialmente de la desaparición de Pertur —poco— y por qué ese manto de silencio que ya dura cinco décadas.
¿Qué ocurrió con Pertur?
La trama va enriqueciéndose —y complicándose— con el paso de las páginas y se va despojando de la ficción para introducir hechos que sí son, por desgracia, verificables, como el secuestro y asesinato del industrial vasco Ángel Berazadi, que provocó el estupor en Euskadi —era un hombre de ideas nacionalistas— y el principio del fin de ETA como una organización sin fisuras.
A partir de ese momento, Pertur, atónito con este atentado del que no supo nada en su origen —siendo él uno de los máximos dirigentes etarras—, ya no disimula su intención de buscar una vía política para la banda y alejarse de la violencia asesina. Y también a partir de esa fecha, abril de 1976, el ritmo narrativo de la novela parece volar de una escenario a otro, con capítulos sorprendentes, como el del propio secuestro de Pertur durante unas críticas horas, o como el que relata una comida bien regada con vino, diez años después, organizada por un grupo de independentistas vascos en Managua. ¿Qué pasó allí? Y, sobre todo, ¿qué se dijo allí de Pertur? ¿Pudo pasar lo que cuenta Manto de silencio?
Iñaki Martínez asegura que solo haría una segunda parte si los supuestos autores de la desaparición que siguen vivos cantaran
En la misma conversación telefónica del principio me atrevo a sugerir a Iñaki Martínez que la historia merece una segunda parte. No parece convencido. Solo lo haría si los supuestos autores de la desaparición de Eduardo Moreno Bergaretxe, que pueden estar vivos, cantaran, o al menos, aportaran datos nuevos.
A ellos se dirige el escritor: "…arrojen luz y alivien la conciencia mediante una carta enviada al monasterio de los benedictinos de Lazkao con la petición de que se haga pública a su muerte, o un simple anónimo depositado en la redacción de un periódico".
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