La ansiedad, como la que sufre la atleta Simone Biles, es junto con la depresión una de las enfermedades mentales más comunes. Ante su anuncio de no competir en los Juegos Olímpicos para cuidar su salud mental, las reacciones han sido muy variadas: desde los que la tachan de "débil"hasta los que aplauden su valiente paso. laSexta Clave ha reflexionado sobre ello para tratar de dar respuesta a una pregunta: "¿Estamos preparados en nuestra vida personal para actuar ante una ansiedad o depresión de alguien querido?

Los expertos creen que no. Para empezar, porque cuando alguien cercano se abre con nosotros y nos cuenta sus problemas de salud solemos decirles frases como "anímate, sé feliz, sal a la calle". Y esto es un gran error, puesto que a nadie con cáncer se le dice "que se cure".

A cambio, los expertos proponen otras frases deapoyo y motivación, como "recuerda que no estás solo", e insistir en que esa persona diagnosticada con depresión o ansiedad puede hablar contigo y compartir cómo se siente.

Otro intento de minimizar estas enfermedades es decir "todos tenemos problemas". Según los expertos esta frase solo aumenta la culpa del enfermo. Por eso, es mejor decir: "No eres ninguna carga" o "estoy aquí". Algo similar es el típico "pero si todo esta bien", "si no tienes motivos para estar deprimido". Recuerden, la depresión, la ansiedad, no se eligen, no hay opción de rechazarla, así que es mucho más efectivo decir "no es tu culpa sentirte así".

Y ultima recomendación de los expertos: responder a alguien enfermo con un "todo pasa" o un "podría ser peor" no es muy correcto. Para empezar, porque no somos nadie para juzgar lo importante que puede ser un problema para otro, por muy pequeño que sea y porque esa visión pseudoptimista, alguien con una patología no la ve así. Su futuro lo ve oscuro, negro y sin salida. Por eso, recomiendan que digamos: "¿Qué puedo hacer para ayudarte?" o que directamente le recomendemos que busque ayuda de un profesional.

¿Cómo detectarlo?

Si no hay un diagnóstico, también hay algunas señales que nos pueden ayudar a detectar un caso en un ser querido. Por un lado, la ansiedad suele estar asociada a causas externas que hacen que nos preocupemos o nos frustremos porque no nos vemos capaces de afrontar ese problema.

En el caso de la depresión, además de razones externas pueden aparecer factores biológicos o genéticos, antecedentes familiares o no tener una causa directa que se asocie a la depresión.

Los síntomas que suelen aparecer son el aislamiento, la tristeza, la falta de motivación y problemas para concentrarse y socializar. Esto acaba por repercutir también en su entorno.