Este 20 de octubre se cumplen 10 años desde que ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. Después de 60 años, el grupo terrorista dejó un reguero de muerte y dolor que aún sigue teniendo consecuencias, ya que aún quedan muchos asesinatos sin resolver.

Es el caso del atentado a Irene Villa, de 12 años, y sum madre. El pasado domingo se cumplieron 30 años de ese atentado: ETA colocó una bomba lapa en el coche de María Jesús González, que llevaba a su hija Irene al colegio. Irene perdió las dos piernas y tres dedos de una mano. Su madre, una pierna y un brazo. Un atentado que prescribió en 2011 sin que nadie pagara por ello.

Pero no hace falta remontarse tan atrás en el tiempo para encontrar atentados cuyos responsables directos no están condenados. El último atentado de ETA en suelo español fue hace 12 años en la localidad mallorquina de Calviá, y sus autores aún no están condenados. Por entonces, una bomba lapa en los bajos de un vehículo acabó con la vida de Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, dos guardias civiles.

En total, se suman 315 asesinatos sin un autor material condenado, según la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Entre ellos el del presidente del PP, Manuel Giménez Abad, cuando iba con su hijo a ver un partido del Zaragoza. Los supuestos culpables están detenidos, a la espera de juicio, por eso aún no cuentan como caso resuelto para la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

Algo parecido ocurre con el asesinato del juez Lidón. Lo mataron a tiros en el garaje de su casa en 2001 y, a pesar de que detuvieron a los supuestos responsables de su atentado, la Audiencia Nacional los absolvió. Por este motivo, este caso también se considera sin resolver.

La duda es ahora qué pasará con todos estos delitos. Aunque muchos han prescrito, no se ha dejado de investigar. De hecho, hay un equipo de la Guardia Civil que está dedicado por completo a encontrar a los culpables de estos casos sin resolver.

Desde 2011 se han reabierto la mitad de los sumarios que estaban archivados, lo que ha permitido en los últimos 10 años resolver 15 asesinatos de ETA. Es lo que ha pasado, por ejemplo, con el atentado que acabó con la vida del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo en 1995. También dieron con los culpables de la muerte del Guardia Civil Antonio Ramos en 1986, o con los responsables de la bomba en la Calle Alcalá en 2005 y que dejó 50 heridos.