Buscamos una sepultura, la del último gran jefe merchero muerto en un tiroteo. Tenemos que ir solos porque nadie se atreve a acompañarnos.N o hay otra tumba como esa, un panteón gigantesco para un payo, pero la familia tiene que blindarlo. Junto a la tumba, el nombre de su heredero.

Amancio ‘el rubio’ se convierte en el jefe del clan merchero con sólo 20 años, para las fuerzas del orden es el delincuente más peligroso, pero no encuentran la forma de darle caza. El terror que impone, la violencia que, según los investigadores, despliega sin pudor se convierten en su escudo protector.

El narco merchero se pasea sin miedo por Salamanca. Nadie dirá nunca que le ha visto. Resulta curioso que nadie en el centro de Salamanca conozca a Amancio ‘el rubio’.Nos acercamos al territorio de Amancio. Estamos a diez minutos, pero parece una ciudad distinta. Son barrios baratos, aquí no hay catedral, ni plaza mayor, ni turistas. No están acostumbrados a la presencia de extraños y no nos pierden de vista.

Según la Policía, estamos en el supermercado de la droga de Salamanca. Territorio de Amancio. Quien se acerca demasiado, peligra aunque sean periodistas.El merchero les tiene amenazados. Sólo uno acepta hablar con nosotros a oscuras en la habitación de un hotel para contarnos quiénes son los obreros del presunto traficante y su familia. Los trabajadores que reparten su cocaína, la más pura y peligrosa del mercado.

Nos recomienda que tengamos cuidado. Nos estamos acercando al clan merchero que ya se ha enterado que estamos aquí y ya dado la voz de alarma. Nadie se arriesga a traicionar a los mercheros. “Nosotros hemos podido escuchar por el teléfono, cómo le están dando una paliza a un individuo y cómo el que se la está dando habla con el hermano de El Rubio y le está diciendo el hermano la palabra exacta que utilizaba era: “dale hasta que le despatarres”. Y el individuo al que le están pegando se le escucha llorar al que le están sacudiendo y se escucha al que le está pegando, un lugarteniente de El Rubio le está diciendo, “dale a esa maricona un trapo para que se limpie que ahora sigo”, cuenta el hombre manteniendo su anonimato.