Con Jesús Mari desaparecido, Mari Carmen continúa con sus rutinas habituales. Sigue yendo a la peluquería a "hacerse las cejas, las uñas, peinados y moños para ir a las sevillanas", tal y como cuenta su peluquera a Equipo de Investigación, a lo que añade que un día incluso pidió "un maquillaje explosivo porque iba a al teatro".

Todos los lunes y jueves Mari Carmen acude puntual a sus clases de sevillanas. La principal sospechosa del crimen baila sevillanas en la casa de Andalucía de Castro Urdiales desde el 2011, el mismo año en el que trabajando de camarera conoce a Jesús Mari, su víctima.