El Gran Wyoming señala que Giorgia Meloni parece empeñada en "seguir tirando de la piel poco a poco hasta dejar el cuerpo de la sociedad en carne viva". Este expone que, a diferencia de otros ultras, la primera ministra italiana está implantando sus "políticas retrógradas a un ritmo pausado, pero constante".

Empezó cargando contra los inmigrantes, contra las ONG que trabajan con ellos y, ahora, ha puesto su diana sobre las mujeres italianas que decidan abortar. Las obligará a escuchar el latido del feto, "una práctica cruel que solo sirve para añadir dolor y angustia a un momento que ya es suficientemente doloroso", afirma, pero además permitirá que activistas antiabortistas entren dentro de las clínicas de interrupción del embarazo para aconsejar a las mujeres que cambien de opinión, "como si no tuvieran criterio propio o no hubieran reflexionado bastante su decisión", comenta.

"Yo a esto no le llamaría aconsejar, más bien, presionar, atosigar o tocar los coglioni", sostiene el presentador de El Intermedio, y añade que así Meloni "va desfigurando los derechos conquistados hasta que queden completamente irreconocibles". "Hay que recordar que es ese y no otro el fin de los ultras, destruir cualquier avance que se oponga a su visión excluyente de la sociedad", sentencia.