Óscar Camps es el fundador de la organización Open Arms, que cuenta con un buque lleno de cargamento de material humanitario con destino al campo de refugiados de Samos, al que no dejan entrar en el puerto griego de Mitilini.

"Quizás seamos algo molestos, quizás el Open Arms es el barco más temido del Mediterráneo. Lo que sí sabemos es que incomodamos bastante", lamenta Camps, que asegura que "ahora no hay muchas organizaciones que denuncien lo que está ocurriendo en el mar Mediterráneo", como Open Arms hace.

El director de la ONG explica que es ahora la propia administración la que bloquea el barco: "Defender los derechos humanos, por lo visto, está perseguido". "Nosotros lo que intentamos hacer es proteger la vida y denunciar la vulneración de los derechos humanos, y nos están invalidando", defiende Camps.

Sobre las razones que aporta la administración para no dejarles llevar la ayuda humanitaria, Camps cuenta que no les dan ningún motivo: "Es triste y es lamentable que te encuentres en un despacho y te digan que esto vienen muy de arriba".

¿Qué tipo de ayuda humanitaria llevan en el barco Open Arms?

"Llevamos algo de material sanitario, comida, ropa nueva, 4.000 litros de gel y champú", cuenta Camps, que explica que una parte son donaciones y otra parte ha sido la propia organización que, a petición de las ongs que trabajan en el propio campo de refugiados, intenta llevar lo que allí se hace más necesario.

"Es una crueldad añadida a una situación que ya es dramática", contesta El Gran Wyoming.

El activista ha podido visitar Samos, el campo que considera "la nueva Lesbos". "Está sobrepasado, no están en el campo están alrededor de la montaña, bajo plásticos. La situación es grave como para no aceptar una ayuda humanitaria que te viene de la sociedad civil", indica Camps que manifiesta que lo que allí ocurre, "se está silenciando".

"Las políticas han pasado de no hacer nada a silenciar lo que ocurre"

Óscar Camps pone el foco en el empeoramiento de la situación administrativa: "La UE pasó de no hacer nada, que es lo que hacía en 2015, a bloquear a los que hacen y silenciar lo que ocurre".

Además, el activista critica que "cuando hay una vida en peligro se ponen al alcance todos los recursos para esta, pero en el mar no ocurre lo mismo, sino que hemos tenido muchas dificultades": "No vale lo mismo la muerte de un niño blanco que el de un niño negro", sentencia.

"Si la política la hiciesen las personas, y no las siglas, la situación mejoraría", argumenta el director de la ONG, que se muestra poco optimista con que las elecciones del 26M puedan mejorar la situación que viven los refugiados en el Mediterráneo.